DÍAZ DE APRENDIZAJE
(Trioleto)
Jamás días de fracaso,
todos son de aprendizaje.
En el constante repaso
jamás días de fracaso…
Si en la senda me retraso
que no se turbe el mensaje…
Jamás días de fracaso,
todos son de aprendizaje.
Autor: Edwin Antonio Gaona Salinas
HOY
TE LLENO DE AMOR.
Hoy regreso
a la vía del recuerdo
donde
el cielo nos fue definitivo,
donde
fue del amor la primavera,
alta
luna, linterna de mis frescos,
platas
hebras del borde de los ríos
dando
todo a los vuelos de mi vida.
Voy
buscando tus flotas de caricias,
galas
mías de campos deshojados,
tintas
para tomar de tu vestido
danzas
nuestras y miel de cementera.
Esta
luz del anhelo florecido
sabe
cuántos milenios me marcaste,
¡mil
quizás!, sin dañarme por los siglos,
huellas
ciertas juradas al eterno,
ciertas,
como el celeste cobijando.
Hoy
florea adulcías tu pasado,
cartas
blancas allende de los tiempos,
miel
primor de irisados escenarios
donde
en vela alababas mis latidos.
Siempre
alegre tu diestra a mi suspiro,
vas
a mano colgando la ventura,
llevas
flores a hiel de pleamares
para
calma de magras oquedades.
Sigues
mía en la calle del cantío
siendo
el haz de mis claros ventanales.
Besas
dulce y devuelves a la noche
cada
estela dejada por tus prados.
Hoy
te lleno de amor en tus abrigos,
siempre
estás protectora de mi pecho…
Mía
y mía, danzante de mis júbilos,
tuyo
y tuyo, abrazándote en los tiempos.
Todo
tiempo que viaja sin retorno
cobra
vida al buscarlo en el recuerdo,
todo
tiempo alumbrado con tus ojos
yace
límpido, cálido en mi mente.
Somos
vida de dos amaneceres,
una
tarde que busca los regresos,
una
noche, que encanta en las auroras…
Somos
vida viviendo el arcoíris,
lira
suelta al embriago de las velas
donde
crece, lo nuestro eternamente.
EL
MUNDO DEL AMOR INOCENTE
El
mundo florecía las escenas del romance…
La
reina en la velada, los juglares en la fiesta
atados
con esencias y metales consagrados.
La
cita por la esquina, los clarines con ventisca,
novelas
de tesoros y fantásticos luceros
pintaban
tu ventana con rocíos incoloros.
Tenías
a mi aliento sometido a tus designios…
Ardían
sin descanso las lucernas de mi noche,
los
ojos se cruzaban transversales al mutismo
y
cada llamarada de fogatas solitarias
me
daba su regazo con hermoso firmamento.
Tocaba
indefinido sinfonías de silbidos
temblando
por mirarla, deflagrados mis rescoldos.
Primeras
ilusiones, en simiente y semillero,
las
tintas escondidas con silueta de hojarasca,
la
virgen del centello, la culpa de los labios
hablando
de lo serio…, de besarnos en la boca.
La
sed en lo profundo, los escapes de la casa,
sedientos
sus marfiles por mis aguas de riachuelo.
El
eco por la acera, sin mirar las inocencias,
sus
fábulas de bosque con tremolina celebrando…,
los
dos en madrugada, traspasados al suspiro.
Espíritus
que corren por la senda del cariño
con
bata de rosados replicada de los cantos,
mis
ojos de inocencia, con rosales asustados.
Verdor
del escondite con vernales consecuentes
me
daba en alboradas sus maduras filigranas,
rociaba
con la mano las pieles del ensueño,
los
labios a los labios, perfume a vendavales.
Tormenta
de semillas…, la canción al universo,
los
fuegos contagiosos de luciérnaga sencilla.
Con
ella de mi cuerpo, melodía a la retina.
Quimera
de quimera retenida sus latidos,
los
cielos de mi tierra, sus celestes en mi barro,
la
flor al sempiterno con inviernos y ternuras,
con
todo lo amatorio sumergido por los mares.
Sacamos
de la luna los versares subsiguientes,
los
pechos invernales, la frialdad de los otoños,
las
yemas de los campos sentenciados alimentos
con
cada cementera satinando las delicias.
Banal
mi adolescencia de parduzco temporero
dejó
con la nostalgia discordantes las laderas,
me
fui por el camino que estrangula los regresos
y
aquellos laberintos de los dioses olvidados
en
nada me dejaron, derribado con amnesias.
Al
ver en mis dolencias amoríos escondidos.
Mis
viejas historietas, con los sueños escarlatas,
asolan
las pupilas estocando la ternura
y
solo los encantos, de joviales malvasías
me
traen ilusiones, a mis propias soledades…
Y
pido con angustia de insistentes cantilenas:
Quizá
por sus momentos, las callejas del recuerdo,
me
tengan en sus brazos, perdonándome en silencio.
Sombrero
y pantalón
te
define el opresor,
fuerza
y corazón
en la
gleba del dulzor.
Humano
del verdor
trabajas
por llegar,
siendo
minero y labrador,
no hay
oro, ni manjar.
Los
gobiernos han pasado
poniéndote
sudor,
los
patrones han pisado
restregándote
dolor.
El
Estado democrático
es de
cuento y fantasía,
si no
es como matemático
te
roba con satrapía.
El
Estado es un perchero
no le
importa el arado,
luce
corbatas y sombreros
rebajando
a dominados.
El
obrero nunca huye
por
los muertos que le han dado,
el
obrero siempre fluye
con
lágrimas y ganado.
Sucio
el trabajo le trae
pero
lleva libre el alma
el
opresor, aunque se bañe
no
puede dormir en calma.
Trabaja
en basural,
limpia
alcantarillas,
pero
nada universal
como
su voz en artilla.
Con
pluma también milito,
no te
saques el sombrero,
si no
levantas el grito
te
roban hasta el potrero.
Mujeres
y talabarteros
y
algunos de la burocracia
son
también hijos de obreros
de esta
vieja democracia.
Algunos
desde lo urbano
otros
de la montaña,
pescadores
y gitanos
la
pobreza nos engaña.
Soltaron
las cadenas
y las
inventaron mentales,
te
amarraron a sus miserias
con
sus leones y sus males.
Ha
muerto el redentor
también
el libertador,
libérate gran señor
vuela
como picaflor.
Que no
sea solo lema
o
hacha de hermandad,
que
sea lucha y poema
para
edificar libertad.
Si
escribo como labriego
y
canto como rondador,
me
aliento con el sosiego
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