FELICIDAD
(Gaonesa
– abcbadbdacdc, versos coreos: 1, 3, 5, 7)
Amo todo
cuanto cante*
mientras viva
pecho lleno,
sobre voces
de alma buena
voy pintando
fresco al heno.
Sigo al campo,
libre amante,
como artista
dando coro,
donde nada
ofende al trueno
y hasta nada
es bello afloro.
Luego viene
senda andante
luz que busca
y nunca frena,
para hacer
del fiel tesoro
eco hermoso cuando suena.
Autor: Edwin Antonio Gaona Salinas
ENUMERACIONES DEL ALMA
(Gaonesa Realenga o Aradeña, hexadecasílaba, multi ritmo)
Aquí viviendo sin savia, con sencilla senectud,
pensando que pensar vale, cuando la arrogancia calla.
Quiero ser borrasca alegre sin capricho y desespero,
jabalina disparada con kilómetros de falla.
Miro y pruebo retorcido la botella en la quietud,
desnudo voy confundido con la hiel del minotauro.
Quiero de lejanos ojos, con bastón y sin muralla,
el piélago de pecados borrado con algún lauro,
la noche de mis ensueños para lavar la virtud,
el eco que siempre corta la trenza del peluquero,
la espalda que siempre carga las dulzuras del centauro
con esa aurora de estrellas donde se esconde el lucero.
Quiero céfiros unidos en el cenit sahariano,
probar la luz del olimpo sin encender llamaradas,
ir a la cumbre descalzo soñando frescura en lo alto,
cantar por sembrar amigos y amar por traer las hadas.
Odio las palabras muertas, el ojo que va lejano,
el iceberg que nunca habla, los años que no te ríes,
el paso que no camina, las calles que van cerradas,
los ojos que sin ser ciegos te dejan que te desvíes.
Quiero pacífico día, celeste como cercano,
buscar a los trece justos para intentar el gran salto,
con fronteras perdonadas, donde a la noche confíes,
tus diamantes estelares, y no los tomen de asalto.
Quiero vivir lo que quiero…, ¡sí enumero mi poema!
es que innumerables cosas me enumera la osadía.
Tengo del tierno verano, sus polvaredas y brisas.
cada crisálida tierna desde su huérfana vigía.
La vida íntima del puente destronada cual dilema,
a veces con silbo triste, con entrañables guitarras,
a veces con flor alegre por la corriente vacía,
con sentimentales lunas entre las viejas chatarras.
El incendio de locura corriendo por el floema,
fiel túnel de la tristeza prendida a las altamisas…
Miro que exista la tarde, por el canto de cigarras,
y cada vez mis arrugas lamentan las necias trisas.
No quiero flor cimentada con arengas fugitivas,
nada con pétalos mustios para llorar junto al cielo,
nada petróleo y trueno para surcar la ceniza…
Duele el gris de cadáveres en el convite del suelo.
Duele ver mi luz de trapo, cautiva en arcas esquivas
con minúsculos murmullos, atronados de martillos,
muere mi pie en la serpiente del callado terciopelo
con savias oscas punzando, la bravura en mis nudillos.
Muerde la luna de azogue con leches definitivas
lejana de amar la carne, cercana de la chamiza.
Huérfana como nocturna, la noche de los castillos,
noctambula mi ladera, viviendo tierra cobriza.
Frívolos ríos, llorosos, dormidos de sueños tantos,
sacados con aguas mansas a las pieles virginales…,
parten como al mar de ensueños desnudos y condensados
en cada noche de sexo, llorada de manantiales.
Tenues vientos de montaña, cargados con los espantos,
en cada rayo trillado de brumosa lejanía,
trinan el resentimiento, lloronas leches mortales,
con lluvia de recitales y letras de juglaría.
Quiero estas y tantas cosas, en el llorar de los mantos…
Quizá los propios suicidas recuerden senos amados,
la vida que da la tierra, la tierra que da su día
y vengan tiempos distintos, con los tiempos hermanados.
Así se fugan los pasos, murmurantes de la senda,
del cinerario se fugan, los zapatos deshojados,
¡cómo te odio llamarada…! podrías arrebatarme
el agua gris de mis carnes, sin llorar a mis costados.
Muro de mis deglutidos lamentos, sin más ofrenda,
que las frialdades mundanas, volcadas a tus ausencias,
con hielos de mis ojeras a tocar acantilados,
y la voz de mis dulzuras aflorando las carencias...
Muralla de mis pasiones, tendida sobre la agenda,
para imantar de ilusiones los resuellos al amarme,
tan diferente sentencia de amor a las diferencias
donde tu gris atrevido me lleva para olvidarme.
DIVAGANDO EN LAS REALENGAS DEL DESTINO
(Gaonesa Realenga o Aradeña, tridecasílaba, ritmo de Gaona: 3, 8, 12)
La carencia en las azuladas callejuelas
segregadas de interminable hipocresía,
desmenuzan los oxidados corazones
con la crápula de disímil satrapía.
Melancólicos de abstraídas pasarelas,
con las fístulas decretadas al olvido,
combinadas con ataviada distopía
se sentencian al vendaval adolorido…
Los satélites de silentes centinelas
y disturbios de procelosos borbollones,
amenazan con la osamenta del perdido
y nos traen, de las catástrofes sus dones.
Las ventiscas amuralladas con dolores…,
griteríos acorralados al abismo
desmoronan con la ignominia del espino
a los ángeles, que desalma el vampirismo…
Las ojeras de navegantes sinsabores,
abismales en los deshielos de los ojos,
por las cúspides estremecen del mutismo
y sin hálitos, desvanecen en hinojos.
Derrumbados en los violines sus ardores
con cerámicas discordantes al perlino,
nos desgajan lamentaciones y despojos
divagando en las realengas del destino.
DIVAGANDO CON MIS PALABRAS MUERTAS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, endecasílaba, multi ritmo)
Parezco túmido en mis elegías…,
el viejo servador de tu morada,
la misma noche nubífera y tierna
en tus pánfilos de luna sagrada.
Saturnino de tristes profecías
con los flébiles ojos del pasado
y las riendas atroces de la riada
mordiendo las arenas del costado.
Nefario de segundos y herejías,
sumido entre la parca y la caverna
que somete al eco muerto del prado
y al tonar obtuso de la ira eterna.
Desvisto rosas, tundente y macabro,
desnudo las membranas de jardines,
después inulto sigo en afonías
con la huella bárbara de adoquines.
Suscribo del muriente árbol su escabro,
lo condeno con leñador desnudo,
al hacha de sus ajados mohínes
y al lloro, que dominar nunca pudo.
Ahí retoñan miserias del glabro,
ásperas con aceites de latrías
y los rizos idos, con tonto nudo
se siembran de absurdas melancolías.
Los oprobios amargos tiran lesnas,
las noches aún en mudez…, despiertas.
Cada conciencia con insomnio escala
por palabras albicantes y abiertas.
Los cánidos de la acera en las tresnas
dejan fallos conclusivos y necios,
heridas en las espaldas desiertas
con cartas amasadas de desprecios.
Luego el aroma de las acafresnas
pulula donde solo se señala,
la oferta bárbara de caros precios…,
y el fin del tiempo con la negra gala.
REFLEXIONES CON ILUSIÓN…
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos alejandrinos, ritmo: 3,6,10,13)
Las rocallas se tejen con esencias amargas,
ignominias y vado de impacientes riachuelos,
los escudos atacan por buscar a culpables
sin domar los colmillos con las letras de cielos.
El ocaso se pinta de rojuras y adargas,
los humanos se tajan por ganar ensenadas,
acumulan cosechas adornando sus vuelos,
desnudando las armas, confiriendo zancadas.
En las urbes del miedo les requisan sus sargas
los declaran extraños con sus almas purgables.
A las niñas las compran y las dejan sitiadas
en sus llagas de lodo, con heridas de sables.
Igualdad por los tiempos, y al contrario lo escriben,
egoísmo macabro nos desborda al pantano,
a los hijos les mienten y con águilas cazan,
alimento robado del labrar del hermano.
Entregamos las manos y en sus planes perciben
recibir con lombrices, simulando reveses
y después las heridas…, inocente o villano,
te despiden con flores, con sus magras sandeces.
De pacíficos andan y a la guerra se adscriben,
sorteando los bandos por monedas que tazan…,
heroísmos falsados y de todos los jueces,
con latidos de incendios incineran y abrazan.
Al cruzar las fronteras los infiernos acrecen,
la piedad olvidada con martirios se fuga,
las cobranzas absorben con la madre lejana
y prefieren la daga que al delirio subyuga.
Con zarpazos los ojos, por trasplantes perecen
y a los ciegos marchitos los deplora el olvido,
los cleptómanos vuelan con ajuares de oruga
y en sus vuelos escapan al destino fingido.
Si cambiara la senda, por las luces que crecen,
cambiaría mi ruego, por la gracia cercana
y al sembrar pensamientos con el bello sentido,
dejaría dulzura con la letra lozana.
Las minúsculas cosas que nos donan sonrisa,
horizontes pintados con lucernas fugaces,
el calor de la tarde con la piel descubierta
ambrosía sencilla con los verdes feraces.
En las cúspides blancas con el frío y la brisa
el agreste destino con abrigo es gigante.
Las mareas de plata por las aguas voraces
al desierto lo calman con oasis fragante.
La floresta llanera con su sol de cornisa
se devuelve a la tarde por pintar la cubierta,
el vergel de la luna con su tromba brillante
al mirarla nos deja su dulzor en la puerta.
ES HORA DE VIVIR LA PAZ
(Gaonesa Realenga o Aradeña, octosílaba, multi ritmo)
Los siglos recorren fieros…,
algunos, queja con trueno,
otros, llenos y vacíos
con la lesión del veneno.
Sus llantos hincan oteros,
amargas lesnas en veda,
la noche lava al sereno
con esa lira en salceda.
Es tiempo de ir con tinteros
pintando sol a los fríos,
con blanca paz la vereda
y tierna luz los rocíos.
Aquellas guerras vividas
ya nunca corten la mano,
ninguna plaga carcoma
para acabar al humano.
Nada de madres caídas
ni muros de armas complejas,
tampoco den al hermano
los clamores de las quejas.
Que sanen viejas heridas
con verso de flor y aroma,
acaben las armas viejas
y renazca un nuevo idioma.
Ahora empiece en el mundo
el canto de aves canoras
y sane toda frontera
la calma con sus mejoras.
Verdad resuene al segundo
y danza nos una en lumbre,
los versos pinten las horas
y todos tengan su cumbre.
El pueblo lleve fecundo
trabajos en la rivera,
y gozo siempre vislumbre
la tinta de la ladera.
DOMINACIONES
(Gaonesa Realenga o Aradeña, hexadecasílaba, multi ritmo)
Temo que se apaguen todos y noches del tiempo mueran,
temo de temer sin lloro, con palabra que castiga…,
pierdo de perder perdido, perdido no siento nada,
y al no tener nada el alma, nada va a cargar la viga.
Absórbeme con tus letras como si dínamos fueran
a tomarse los aceites de las olivas viajeras,
quítame de tus terruños con fábrica de fatiga
y desgasta las vertientes para aumentar las cegueras.
Mis brazos llenos de muros destruyen y desesperan,
cuando todos van dormidos, la máquina va domada,
el banco se descompensa, los ciegos riegan calderas,
las crisis llegan vencidas y queda el alma olvidada.
Terrenales, dominadas, naciones del infinito,
callen para ser calladas. Corazones idos, míos
y suyos, sigan nadantes, peces para ser pescados...,
inorgánicos volcanes hagan hielos para ir fríos.
Viejos infantes trajinen, usen la letra, el escrito,
usen políglotas lenguas…, ¡nada muerto los deprecie!
Infantes viejos, regresen, pongan esencias a bríos…
La especie, morir no puede, ¡no puede morir la especie!
Vengan susurren, murmuren, sáquenle a la voz el grito,
sonrojen ahora y vivan, borbollones abrazados,
descártense de jactancias que nada fácil nos precie,
más que los aires del monte, por estos tiempos segados.
Levanta al cadáver triste que va con los alcoholes,
purifica en invernales aguaceros tu avería,
huye a noche inmaculada para nutrir ideales
y entre el cíclope vacío, salva a la luna que pía.
Alienta la fortaleza desde tus mansos bemoles,
siembra una calle de trigo, dejando al yugo que tira,
la muñeca de los ojos tiernos y la mayoría…,
desaloja al yo, desalma la vagancia que suspira.
Absuelve culpas de helero, con alumbrados faroles
con el espectro viajero de los dardos digitales
y llora el tiempo perdido, desde la trampa a la mira,
desde la cena olvidada de distintos con iguales.
Despierta de tus esencias las lavándulas dormidas,
ponles miel, sol y desierto, para acallar los rumores.
Con la piel de tus sombríos, delira con tus demencias,
prueba como los delirios se amansan en los fulgores.
Encera con tus portentos calles desaparecidas,
busca si dejaste llanto por las huellas del abuelo.
Vislumbra de los aceites la fuerza de los motores,
vislumbra de los sudores el verso del espejuelo.
Toma el camino del libro, letras claras y esculpidas,
antes que tu débil paso desmaye en tus impotencias,
toma la calleja libre, despierta y quítale el velo,
el cazador opresivo solo vive de inclemencias.
Pinta finas gabardinas y quillangos nocturnales,
el abrigo sabe a trigo con las nimbadas farolas,
pinta mármol en la tierra para que viva la perla,
la tierra sabe a minero, las tierras lavan las olas.
Las aguas y los adobes describen en los anales,
los blancos copos de nieve…, tostados barros de arcilla.
Del palmo de los lagares al palmo de las corolas,
con todos llora la calle, con todos llora la orilla.
Roídos por todas partes, tallados somos iguales,
se olvidan las cicatrices, volando como la merla,
que no se toma fronteras ni el rencor de la semilla,
tampoco vive en las jaulas si quisieran retenerla.
Baile, pero con sus lunas, nadie se sienta obligado,
viva el resuello tranquilo que calla con los leones…
Baila tambor y marimba, con playa, con serranía,
desde la cumbia dormida sin nada de condiciones.
Desviva sus alquitranes, respire cual libertado,
silben viejos caligramas, olviden la dinamita
y enciendan todas las horas para trinar ilusiones
donde mimen a las flores, con una canción bonita.
Busca por toda pradera las notas del olvidado,
a veces la danza vive buscando la compañía,
a veces somos felices con lo poco que palpita
y hasta el verano florece verbenas de lozanía.
Mansa ave de corralizas, clueca fiera en la ventana,
cacareas tus siniestros, con los espantados muertos,
y cuando ves a los nuestros, de abrillantados olivos,
te escondes desesperado sobre tus campos desiertos.
Aquí mi arteria atrevida, campana sobre campana,
de olor a blancos pinales la camisa de mis venas,
las calles diseminadas, mis poemas más despiertos,
dulces cantos terrenales, cafetales de mis penas.
Me cuentan de tus incendios despidiendo la fontana,
sí nos cuidamos del amo, también de ciervos nocivos,
unos porque les conviene de las monedas decenas,
otros por amar infiernos con los declivios masivos.
Aquí cuerpos de agujeros, tiempo robado al suspiro,
arena de noches muertas, con noches de largas hebras,
matan la tráquea triste de otra sombra sobre el muro,
de otro oriundo de la calle con colmillos de culebras.
Así blandea con ecos la alarma de cada tiro,
donde la bomba melosa rechina bata mortuoria…
En los dioses sin Dios vivo, con esas culpables quiebras,
llega venganza y disparo, lepra gris de mala gloria …
Se olvidan derecho a flores en tanta sangre de expiro,
fosa común toma el giro, de arengas con coro puro,
por ir a cambiar torpezas de avergonzada memoria,
al que canta con terneza, le dejan el mundo oscuro.
Nuestra noche se aproxima, los acíbares van parcos,
ahorcados en la puerta con sombríos artilugios.
El páramo desmaya iras, la siempreviva va muerta,
los cuerpos oscurecidos llevan trampas por efugios.
Los puertos con navegantes esparcen peces con barcos,
para llorar entre dientes susurros de antologías,
versos de piedra mundana desmembrada en sus refugios,
donde ya del alma es nada con las operetas frías.
El reloj de tantas vidas busca abominables charcos
con bailes estrepitosos, latir de distinta puerta.
Enjutas letras remuerden de apenadas poesías
con esa asfixia de versos donde la letra va yerta.
La cadena de los tiempos, falsabraga por la mente,
se funde con la tiniebla, donde la noche retoce,
el mando de los vergeles sigue girando al oeste
corre a matar odaliscas que brillaban a las doce.
El régimen de los pueblos entre vampiros se miente,
el niño de los palacios cuida venas oficiales,
apenas sale del vientre tiene fiesta cuando escoce,
la pecta de los esclavos sirve a sus morbos venales.
Los demócratas del mundo se revuelven con la gente,
para tenernos cautivos, aunque el impuesto moleste,
pagamos sus democracias como a los mismos feudales
para que cumplan a medias y hasta nos frene su peste.
Garridas y deglutidas almas del trotante miedo,
callan al corazón viejo, capaz de callar latidos,
por vestir de cadeneros, para asonar con gusanos
en costillas indefensas donde gritan los heridos.
Cobardías de alameda, sumisas lenguas de enredo,
listas a pintar venganzas para cubrir la oquedad,
conspiran con asechanzas, de pan y perros mordidos,
con los acedos fajardos y la antigua mezquindad.
Nocturnas venas mundanas, ultrajadas sobre el bledo,
desolladas las gargantas y amantes de los villanos.
Amantes con eslabones de truncada libertad
piden votos engañando por sus escaños tiranos.
Mentiras de todas partes, engaños de muchas millas,
se llevan por los costados las venas de los amigos,
de huesos y de llanuras las frutas de campesinos,
de minas y de mineros alhajas de los mendigos.
Dominan con las intrigas, recetan con sus cartillas,
desfalcan en las neblinas, resiembran cualquier secuela,
mantienen discurso necio para dejar los castigos,
programan su mal dominio con la versión de la escuela.
Arreglan sus propias vidas y dejan todo en astillas…
Despierta de tu letargo dominado de caminos.
Libértate de la ruina, del golpe y la triquiñuela,
de maléficos voraces con sus sangrantes caninos.
LOS QUE AMAMOS LA PAZ
(Gaonesa con estrambote, versos heroicos puros, ritmo: 2, 6, 10)
Queremos las ciudades sin carencias,
vestidas sus callejas de arboledas,
que pinten en los niños infinitos
los mágicos reflejos de salcedas.
Queremos derramar en las urgencias
la calma que les pinta a los pacientes,
se arrope con la brisa de veredas
a quienes amenazan con serpientes.
Queremos que las trémulas violencias
se apaguen con las letras de eruditos
y venga de las ávidas vertientes
el límpido apagón de los delitos…
Queremos infinitos,
con valles alumbrados de zafiros
y calma, pregonada en los suspiros.
DESTINO METAFÓRICO DE LA MAYORÍA INCONSCIENTE
(Gaonesa, versos alejandrinos, ritmo: 3, 6, 10, 13)
Las pequeñas hormigas, dominadas y vivas
aparecen votantes del falaz cancerbero,
y en sus calles ausentes con las letras mullidas
atrapadas adoran al osito hormiguero.
Madriguera desnuda con mortales ojivas,
cataclismos de nervios, nocturnales delirios.
Sus larvarios se salvan por la voz del obrero,
con apenas fragancia de alimentos y lirios.
Con las horas contadas y las sendas nocivas
las observan que brillan de sabores surtidas
y las fauces ansían que silencien martirios,
se completen de grasas…, y es mejor, divididas.
LOS HUÉRFANOS MORAN
(Gaonesa con estrambote, endecasílaba, multi ritmo)
El paso joven en el siglo viejo.
Pregunta: ¿por qué los celajes lloran?
y con sonoro grito las ballestas
contestan: ¡porqué los huérfanos moran...!
De culpa nace mi trillar complejo
y el grillete calienta con la tulpa…,
muros del mutismo por llorar floran
fatigas, que ni la década exculpa…
Ahí los holocaustos del espejo
persisten murmurando las respuestas
y los guerreros al matar con culpa
ignoran hijos, de huestes opuestas.
Quedan solo protestas…
Ahí clavadas sobre la avenida…,
ahí, robadas con la misma herida.
DIVAGACIÓN TEMPRANA
(Gaonesa con estrambote, dodecasílabo, ritmo de Gaona: 2, 5, 9, 11)
El tiempo me llama con la misma nota
de sábanas mustias y rencores mansos.
Presiento las noches de afligidas lunas
callando las aguas al domar remansos.
Me pulsa el ensueño de la luz remota
con albos recuerdos de nocturna estela,
quizá mis latidos al tocar descansos
encanten la aurora con cualquier vihuela.
Y al fin el desierto que al llorar azota,
me vista de arena con sus secas dunas
y viejo el susurro de infernal candela
acabe en mis ojos por llorar lagunas.
Silencios me quedan del destello al frío,
los cuarzos llorosos por matar olvidos,
la calma en la noche, con oscura ruta,
la culpa de todo, la pasión de heridos.
Dolor de capricho sin ceder al río
un fiel torbellino con la carne ciega…,
la orilla me mira por calmar los ruidos
con solo el abrigo que el amor sosiega.
El tajo del pecho, resonar sombrío,
la mano del alma con la tenue fruta,
a todos las metas su bregar las niega
y solo la muerte con la misma gruta.
A veces mordido por secretas cuentas,
con ácidos tristes de insolentes lodos,
apenas suspiro por dejar que riegue
la hiel al olvido por sus mismos nodos.
Quizá sus venenos al tronar tormentas
se fuguen del pecho sin dañar mis hijos,
después del verano de apacibles modos
escraches desmayen por los cielos fijos.
El hielo pretende con las penas lentas
sacar sus espinas por el mismo pliegue,
dejar los caminos con sembrados guijos
y en firmes marfiles la verdad navegue.
LEGADOS ESCRITOS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, eneasílaba, multi ritmo)
Callaron…, murió y lo olvidaron.
Solo la orilla de su abismo
probó con su eco consternado
la nota gris del misticismo.
En negras tierras lo sembraron…
Nadie en la celada lo odió
como él a su abrazante sismo
cuando la llama lo quemó.
De su gesta, ni preguntaron…
Era papel, la flor, el prado...,
su letra nadie la apagó,
lo seguía viva al costado.
Sus tiempos se pegan al muro…,
van contentas sus parrafadas,
las prótasis aúllan solas,
las isocronías lloradas
anhelan su septiembre puro.
Los tiempos fuerzan cerraduras,
revuelan con alas nimbadas
para descubrir florituras…
Van apódosis en adjuro,
sacando el ojo por las olas,
conclusivas y prematuras
para encenderse en las farolas.
Entonces vas hipocresía
con adolescentes rituales,
como vaciando la laguna
por retenerte los metales…
Aquel verso de luz y día
de aquel humano versador,
recorre las nubes australes,
con calco azul de trovador
al pecho de una algarabía.
Donde nace de arena alguna
copla para ir al cantador,
con tibio sol y mucha luna.
CONFESIÓN POS VIDA
(Gaonesa Realenga o Aradeña, endecasílaba, multi ritmo)
Aquí me trae la vaga oriflama
con los vidriosos susurros de entonces,
a sentir de los espineros, sodios,
la lesna oculta de vetustos bronces.
Como suspira mi carne de rama,
vagando en la amenaza de la daga,
vienen yertos, desérticos mis tronces
por solo enviar poemas contra plaga.
Pero nada me frena por la llama,
sigo feliz, ligero entre custodios,
dejando luz azul que nos rehaga
al defender humanos de los odios.
Aquí…, difícil de matar mi muerte,
voy donde la voz va resucitada,
con las venas líricas del piadoso,
quebrada la luz y tal vez blindada...
Letras tenues, desnudas y a su suerte
van dando aromas místicos de montes…
¡Tal vez muerto…!, la oda fuera ignorada,
pero hoy, ¡cómo la cantan los sinzontes!
El torrente azul de mi vena vierte
la dicha álgida del rugir airoso…
Verdes pastos ensueñan los bisontes,
libre me navega el azul gozoso.
AGONÍA DEL ECO
(Gaonesa con estrambote, eneasílaba, multi ritmo)
Llevo tus cartas y la suerte,
los ojos tibios del destino
parecen quedarse perjuros
en los delirios del espino.
Voy sin los ojos, con la muerte,
de lado…, lerdo sin premisa,
con vado gris por el camino
y solo polvo en tanta brisa.
Mi descalza quimera advierte,
cuero y bastón, piedra y conjuros,
fricación de almas con la prisa
y solo tiemblan viejos muros…
Ecos oscuros
en la quietud del viejo monte,
buscan surco, buscan sinzonte.
SEÑOR DEL INCONSCIENTE
(Gaonesa con estrambote, tridecasílaba, multi ritmo)
El mundo devora las hojas con verano,
lo mismo que el milenio las conciencias llanas,
asume las llamas del corazón ardiente
como el cataclismo al llorar de las campanas.
¡Pobre tierra! desperdigada como en vano
para vivir talada en la calleja cierta…
¡Pobre metal! colgado en infernales ganas
por sostener apenas la ambición abierta.
Lejano vive quien lleva valor lejano…
¡Qué cercano muere, quién nos derriba el puente!
Despierta señor, que, hasta la piedra despierta.
Inconsciente vives… Señor del inconsciente.
Pecho, nácar muriente…
A veces reflejos azules en la nada.
Ahora la vida, con la rosa olvidada.
DOMINANTE
(Gaonesa imperfecta con estrambote, octosílaba, multi ritmo)
Murmullo de lo finito
duermes tu caos con vida,
la luz teje tus azules
y clamas a campo y ría.
Ahí vas de muerte al hilo,
revuelas de sombra todo.
Flecha y rocalla suspiras,
fugas, hierves magro coro…
Inconmensurable miro
cómo reordenas y unes
dentro de tu angosto fiordo,
por domar los negros bucles.
Siembras cruces
para ir en distintas albas…
pero vas de amargas llamas.
TALLANDO AL ALMA
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos alejandrinos, ritmo: 2, 6, 9, 13)
La torva de tu boca salía resentida
y el verbo retorcido del tul primaveral,
tenía la plegaria tendida al horizonte,
fugada en los deshielos, con brote de autumnal.
Rimados los elogios del canto de la vida,
sarcófagos de acero con fúnebre quietud,
llevaban con martirio, la burla por el mal,
la espalda con las tablas probando el ataúd.
Proteo del camino, la gente convencida,
apenas con las venas, espinas con tu monte,
la calle desgraciada con trémula virtud,
recoge con murmullos monedas a Caronte.
Los ojos de la noche, camastro de esponsales,
llorosos con perfumes, letífico el pasado,
abyectas soledades con nubes asustadas,
el prado del incienso dormido en lo rezado.
El canto adolorido con duros cascajales,
los rojos del zafiro mordidos en la rosa,
azul papelería…, sin alma lo nombrado,
con todas las migajas recuerdos de la fosa.
El alma de la estatua probando los eriales,
nocturno rogatorio, sin nada, sin las hadas…,
la calle del mundano con gárgola pomposa,
octubre del recuerdo, poblando de estocadas.
Gemelas las caricias, celestes filigranas,
cosidas a la lengua cantora del verano,
martillos en la herida, disturbios en los ojos,
crepúsculos absurdos quemados en la mano.
Los mansos estertores, siniestras cerbatanas,
parlantes de tristezas nacidas del cuchillo,
ojivas despiadadas domando por el llano,
las cartas desalmadas trillando en el colmillo…
La pena de la muerte, terneza de las lianas
armadas con los años, tejidas en enojos…
A veces los inmundos venenos del martillo,
nos tallan escondidos sacando sus abrojos.
MELANCÓLICAS ESPERANZAS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, tridecasílaba, multi ritmo)
Suceden años…, y tu alma de siempreviva,
suspira austera en tibias ramas de secano,
no puedo mirar donde quedan los tormentos,
ni allá donde las rosas mueren del verano.
Ellas están ahí..., con lágrima masiva,
entre los duelos de cada noche perversa
y las sábanas jadeantes del mundano,
para ser partícula en la nube dispersa…
Mi soledad, con ventanales, tempestiva,
vocinglera rama de ocaso con lamentos,
ahora se lleva sin ruegos y a la inversa,
donde viven muertas las tardes y los vientos.
Por los marchitos pajonales de oro, yacen,
propicios para el polvo, viejos los olvidos
y los precipicios murmuran seductores
llevando en sus mareas a niños perdidos.
Todos los cadáveres, adultos renacen
en la plaza de las piedras y los ocasos,
me sumo dolores, me sulfuran los ruidos,
con la misma piedra que desmayan los lasos.
Ahora y más ahora, pido que me abracen,
que quiten el dolor descalzo de mis flores
y mis romanticismos de versos escasos,
dejen mi piel al misterio de los tambores.
Ahí me tiene la pared de los malvados,
sacando con martillo células mielinas,
para su recamar fingido y lastimoso,
donde se reparten las dulces sedalinas…
Donde el cáliz es veneno de abandonados
y todos callan con los ojos egoístas.
Donde los declames de mágicas ondinas
apenas son lloro al vacío de prosistas.
Pero en un paso esclavo, después de los dados,
vuelvo de iluso, refranero pedregoso,
para tomar la salvación de los simplistas
y ponerme libre en la cruz de lo escabroso.
ENCARNADO EN EL MURO
(Gaonesa Realenga o Aradeña, decasílaba, multi ritmo)
Me llevan mustio, reumas ardientes
acallan mi equilibrio de piedra,
contemplo como va gris el día
mientras tenue conquista la hiedra.
Sigo testigo de aves clementes,
de niños mirando los helados
donde pluma palabrera, medra
por algunos cuencos olvidados.
Las bocinas, dagas dirimentes
asaltando en ciega tropelía,
las llagas dardos a marginados,
aturdidos con la misma hastía.
Color de mutis yendo a la tumba…
Ahí yace la memoria esclava,
con un pincel pensante y viajero
donde el necio panfleto socava.
El ácido desmorona y zumba…,
madres huyentes corren cargadas,
donde la noche ciega, las lava,
donde las hieles van deflagradas…
Cargo los hierros, capricho y cumba,
al peso amargo del espinero,
pero con asonancias atadas
ruge el ataúd por ir primero.
Sin embargo, quedo como lloro
al rorar obtuso de tragedias,
vil en la comba gris del manso trueno,
sin finos coros en las comedias...
El caminante con ciego afloro,
con foto mía camina lejos,
sus ensueños, luces intermedias
me dejan las almas de azulejos.
Tengo sol niño, noche tesoro,
del céfiro su mano, lo bueno,
lo triste..., tiempo con sus festejos
con el milenio que corre ameno.
ENGAÑOSO SEÑOR
(Gaonesa Realenga o Aradeña, ritmo de Gaona: 1, 3, 5, 8, 11)
Tanta gente yerta, cerebros desnudos,
tiernas rosas, nidias, cubiertas de nada,
llevan moho oscuro de viejo antifaz
para ser del tiempo la sombra olvidada…
Pobres niños, pobres…, ejidos desnudos,
cofres tiernos llenos de trémulas caras,
desde el tiempo rojo con daga marcada,
hasta negra aurora, de atónitas taras.
Pobres lenguas, mudas, con clavos agudos
para ser la mofa del ciego procaz,
para ser la sangre caída de escaras,
tristes, sobre todo, sin nada de paz.
Tanto engaño adusto, de obtusos humanos
para el gris dominio del alma inocente;
tanta hiel de plaga que doma invisible,
como azul adulo con rayo candente…
Donas carnes rancias, convencen tus manos,
cierras puertas, callas los cuerpos, las voces,
pronto estocas nervios y vas al silente,
como dardo, dando tus muertes atroces…
Luego actúas, finges hermano de hermanos...
Llevas voto y sueño, regalo fungible…,
todo bajo tierra de lesnas feroces
y hallas hombres tristes, con tiempo insensible.
¡Basta robo estéril y basta de engaño!,
cada brillo lleva con hiel sus ganancias…,
débil llaga corre por cada domado
hasta cuando griten sus mil resonancias.
Solo entonces, lloros, dolores de extraño…
Solo entonces, viejo castigo a tus velos,
ciegas penas, penas de viejas flagrancias,
pan quitado, avena robada a los cielos.
Cada paso tuyo, robando un peldaño.
Tinta muerta, niño de leche privado…
¡Basta!, solo llevas veneno a los suelos
y hoy, juzgamos todos, tu dolo malvado.
INCENDIO
(Gaonesa Realenga o Aradeña, ritmo de Gaona: 2, 5, 9, 11)
La gente corría de mortales trampas,
atando la tierna filatelia al dorso,
después se volvían al olvido, secos,
obtusos y ciegos, con llorar de corso.
Clonaban sus llanos con ahumadas pampas,
la llama mordía consonantes frondas
y el eco distante se apretaba al torso,
al ver los estragos en sus hojas blondas.
Las llagas del alma, con dolor de estampas,
del óbito solo los distantes ecos…,
la tímida vera por crueldades hondas
la culpa de culpas con los pechos huecos.
Los trismos resecos…,
quisieron fugarse del flagrar perverso,
y fue la elegía, con llorar de verso.
FEMINICIDIO
(Gaonesa con estrambote, endecasílaba, multi ritmo)
Parece que el verdugo de la noche
le pudo cercenar el corazón,
mientras llevaba sus ojos abiertos
por la luz oscura del carcavón.
Fue veloz con las garras del reproche,
ningún fiel pudo detener la daga
de aquel vestiglo de brutal ficción
en el silencio que la tarde apaga.
Pasó el centellar y dejó el garroche,
prendido a la carne de ojos inciertos…,
fue como nube fría cuando vaga
a navegar la lluvia de los muertos.
Después tristes desiertos,
las espinas necias en la tortura
con los huertos…, pálidos de amargura.
REALIDAD VENAL
(Gaonesa Realenga o Aradeña, octosílaba, multi ritmo)
A veces llevamos peces,
nadantes con cestas llenas,
constantes los ojos miran
¡cuánto donan almas buenas!
Armados con los reveses
después del final ardiente,
bufan lágrimas ajenas
donde la tristeza siente.
Atado al dolor con creces
camino donde suspiran,
desnudos como simiente
los huesos que no deliran.
Sudamos como tomamos,
las culpas pulen las pieles,
el peso de la faena
a veces deja sus mieles.
Nos miran cuando lloramos
con pena de ver muriendo,
la muerte nos deja hieles
y el tiempo sigue corriendo.
La verdad, dicen que amamos
y amamos una sirena,
mentira que vive yendo
con verso que siempre suena.
MUNDO DE LOCOS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, octosílaba, multi ritmo)
Por este camino viejo
de tanta flor encendida,
la parca viene de lleno
quitando todo en la vida.
Los buenos sacan consejo,
los pobres viven sin cena,
los de palabra fingida,
roban a todos sin pena.
Brindamos con vino añejo,
el malo se dice bueno
y tanto viene a la vena
que siempre queda veneno.
En este mundo al revés,
decimos que rico duele,
de felicidad lloramos
y hasta sin oler nos huele.
Se roba tiempo al después,
se esconde todo de ayer,
con traición el vago muele
solo por vernos caer.
Odian a cualquier marqués,
porque quieren ser los amos,
y hasta prefieren morder
por saber cuánto lloramos.
Algunos piden la paz
pero escogen algún bando,
en especial el más fuerte
por si pueden ir lucrando…
Llevan el mejor disfraz
fingiendo sinceridad,
y al débil que va soñando
lo pisan con su ruindad.
Llevan engaño voraz
y con un poco de suerte,
su mentira es la verdad
que los caza con la muerte.
Por verdades todos luchan
pero cuando se las dicen,
persiguen con tal ceguera
que hasta siempre te maldicen.
Algunos hablan y escuchan,
otros de lejos nos miran,
de frente todos bendicen,
de espaldas muchos conspiran.
Hay quienes todo serruchan
con segueta o con tijera,
después de su mal transpiran
y apestan a lagartera.
Llevamos tristes sonrisas,
a veces al cuerdo loco,
los locos nos miran fijos,
los cuerdos de nada un poco.
Hermosas notas precisas
cantadas con los llorosos,
embriagan y zumba el coco,
de alegres y dolorosos.
Algotros tienen precisas
las huellas de los prefijos,
para lanzar a fogosos
cuando manchan los cobijos.
Por los siglos y con sed,
prometemos pan y miel,
y cuando acaba la torta
se acaba el humano fiel.
Estamos en cada red
hablando como poetas,
dejándole a toda piel
aroma de las violetas.
Después está la pared
infiel con el alicorta,
frenando citas secretas
que llevan la mente corta.
Hay pocos que van de santos
y muchos como demonios,
entiendo que solo ansían
lo bello de sus armonios.
Parece que los encantos
les trinan en las victorias,
y los malos testimonios
les muerden en las memorias.
Por eso basta de espantos,
con estos versos sonrían…
Los locos damos historias
para que los cuerdos rían.
DONDE TODO NAUFRAGA
(Gaonesa Realenga o Aradeña, tetradecasílaba, multi ritmo)
Hibridó la congoja con dulzura exquisita,
como los ruiseñores en el monte de Orfeo,
para solo en la senda de los pasos curvados,
pregonar que regrese del dolor el goteo.
Regresé del recuerdo la condena prescrita,
de imposibles deshielos, de domados pesares,
sin saber que la noche me dejó su saqueo
al borrar lo vivido con mañanas y altares.
Por cambiar a los campos de la burla infinita,
me condenas de anomia, por pisar en tus vados,
al dejar mis praderas por tus magros cantares,
se derrumban mis venas con los tiempos orados.
El ocaso callado tira verbos al cielo
y el pudor de las aguas turgente desmorona,
la nata de la infamia con solo roja llaga,
se viste en torva negra de terrígena azcona.
Viene el alma mordida, con el sombrío celo,
atisba su inflamable rayo la flor del cuarzo.
Voy triste en los faraguas, con la verde congona
cicatrizando el lloro por los ojos de marzo.
En ristra de agoreros para sembrar recelo
cada murmullo miente, con colmillo de daga,
estrépitos de bestias pendidos en cadarzo,
son frágil muselina, donde todo naufraga.
PEDIDO PARA LOS OGROS
(Gaonesa, versos alejandrinos, ritmo: 2, 6, 9, 13)
Te pido con certeza que pienses armonía,
que cambies de la bruma tu manto de tortura,
la muerte con las armas nos quita la piedad,
te pido un arcoíris que esparza la hermosura.
Te pido con los sueños que pintes pleitesía,
cambiando de huracanes a brisas de quietud,
aquellas estrategias pensadas de amargura
las vuelvas agasajos de hermanos con virtud.
Te pido por unirnos en blanca profecía
tratando los problemas con toda la hermandad,
sin niños olvidados, sin lloro de ataúd…
Te pido la alborada con paz de humanidad.
EL MAL NOS DEJA SEPULTURA
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos heroicos puros, ritmo: 2, 6,10)
Quizá con los humanos convencidos
volemos a los sueños anhelados,
sin nada que nos turbe por la intriga,
sin nada de tormentos disparados.
Ayer, con las infamias, los heridos,
los turbios huracanes en las mentes
dejaron los suspiros agotados
y débiles, las vigas de los puentes.
Crecieron los países retorcidos,
espina con frontera que castiga,
los pasos se cortaron con los dientes
y el trueno de la muerte nos hostiga.
Amigos por los siglos entrañables
quedaron con heridas por terrenos,
marcharon a dañarse con las armas
y solo pulularon desenfrenos.
Los padres en el frente vulnerables,
vestidos funebreros y silentes;
el llanto de vecinos en los truenos
bramaba con las notas de dolientes.
Las fuerzas, polvorines miserables,
temiéndole a la noche de los karmas,
cortadas las surales diferentes
temblaban al rugir de las alarmas.
Quedaron en las casas incendiadas,
las voces del amigo que moría,
después de la contienda con la daga
tronaba del volcán melancolía,
cubriendo los desiertos y alboradas…
Mas nunca se borraron sus dolores,
el gesto del caído acometía
al calco de la pena y los temblores.
escombros aplacaban las llamadas
de alientos encerrados con la llaga,
aquellos mensajeros de valores
los daban a las fauces de la plaga.
Relámpago con huérfanos sin culpa,
la culpa divagante en la sonaja,
el coro de las lágrimas perdidas
y el frío consonando en la mortaja.
El frío de los años en la tulpa,
mordido en los tentáculos lejanos.
El árbol de las tablas en la caja
sintiendo a los quebrados ciudadanos.
Los crédulos al rezo en la disculpa,
los hijos en las fístulas fundidas,
bajeza navegando en los hermanos,
las almas de los vivos desprendidas.
Sentido descarriado del milenio,
la flor de los vergeles sin la vida.
Harapos que se truncan en el fuego,
que fueran de un hermano en la avenida.
El rostro del declivio sin ingenio,
veloz con el zarpazo de la fiera,
terneza de lamento en despedida
odiando la orfandad y la barrera.
Reclaman los guerreros el convenio
buscando resembrarse con sosiego,
templetes abrumados con bandera
que nada le devuelven del resiego.
Los trémulos adagios de los valles
atados al sudario del vencido,
sus voces defendiendo a su verdugo,
su vida acostumbrada de oprimido.
El mal en la cadena de las calles
sumido a la venganza del tirano,
el mal de sepultura consentido
en viejas sumisiones del hermano.
El mal en el mitayo y los detalles
alienta al corazón con el mendrugo,
te tiene de esclavito ciudadano
con nuca sentenciada por el yugo.
EL MAL INSISTE
(Gaonesa Realenga o Aradeña, endecasílaba, multi ritmo)
El sendero de los abandonados,
desaparece donde solo está,
desharrapado el pájaro sin alas
pidiendo a la nube, lo lleve ya.
Muchos en sus egoístas costados
quitan los ojos, algunos las manos,
algunos el techo que Dios les da
y solos van con sus pechos lejanos…
Huérfanos humanos en los estrados,
miran el rojo paso de las balas,
donde ciegan amparos los tiranos
y nadie frena las esquirlas malas.
Ellos corren la tarde sin olvido,
lacerados la savia del destino…,
tiemblan, tiembla el aliento a sangre pura,
tiemblan la muerte con el mal espino.
Todos se fueron con miedo esculpido,
los muertos llevan el camino triste,
los vivos sienten ese mismo trino…,
y el odio necio, con ardor persiste.
Aquí cae el silencio convertido,
en letra vieja, con dolor bravura,
¡y ruego calme! lo que el mal insiste…
arrastrar la vida a la sepultura.
DE LA DIVAGACIÓN A LA REALIDAD
(Gaonesa reflejo, ritmo de Gaona: 2, 6, 9)
Despiertan navegantes mis dardos
con hojas desalmadas al viento,
la culpa, sinrazón remordida...,
con pies a la piedad del sarmiento.
Quedado de la nave y los nardos,
el polvo desmenuza el olvido,
y vago por la arteria del cuento
domado del inmundo despido.
Me escribo divagando en petardos,
desnudo de alboroza partida,
regresa mi sentido al sentido
y el lienzo me condensa a la vida.
Perece la violeta sufrida,
el tono del silencio perdido.
La calma, muchedumbre rendida,
conduele los oxígenos pardos…
El canto del poema tremido
lamenta del erial el tormento,
la noche perpetúa el vestido,
con llantos de terrícolas tardos.
La calle del callado cemento
revela de la vera vencida,
el fin del venturado alimento...,
y nadie, nos escucha a los bardos.
PASOS ESQUIVOS A LA CORDURA
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos pentadecasílaba, multi ritmo)
La prontitud del camino, con el bastón soberbio,
parece minar la noche en mis doloridas hojas,
aullantes verbenas destajan con elixir frío
la noche asustada, vencida por las musas rojas.
¿Cómo te calmo siglo de mi doliente proverbio?,
si no me comprendes en la tenue forma de estar,
y floreces de mármol con agitadas congojas,
congojas de luna que brotas amargas al mar.
¿Cómo te adoro paradigma vivo de mi adverbio?,
sí ayer te tenía diosa volando en el vacío,
hoy la mala costumbre de beber por tanto amar,
me deja pena de alma, tejiendo cualquier rocío.
Dejo libertad al sueño como el aire al suspiro,
para navegar mis venas con pensamientos llanos,
pero cada braza atiza por atracar enojos
con hincaduras del solo nervio de los mundanos.
Tomo luz mañanera sobre el anca del expiro,
muerdo sedantes aires para no vivir porfía,
mientras las flores del tiempo mojan a los veranos
los infernales estíos cuecen letra tardía.
Vivo tímido en las sandalias de cualquier deliro,
alma que pide nada, solo calma a los antojos…
Tanto que pide el cuerpo para contemplar un día
la muerte sencilla, que se regala a los cerrojos.
Corro a mis atardeceres y veo en pensamientos,
amarillas campanulas, floreciendo doncellas
y gritan los caminos pincelados con oteros,
con algunos pajarillos seduciendo tordellas.
Mis frescores de aguacero rememoran cimientos,
de esos años de flores con verdores consentidos,
las achiras de la calle, coquetas entre aquellas
llevan verbo en la frente, desnudando a mis ejidos.
Toman mis pieles nubes, junto al dorso de sus vientos
trinan cánticos mojados, bailados en boleros.
Virginal de mis traiciones con rojos compartidos…
La beldad suena a cordura, en mis pesares troveros.
LA DICTADURA DE LA PENA
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos anfíbracos, ritmo: 2, 5, 8,11)
Aquí en la laguna de esplín furibundo
me llegan aromas de estradas sencillas,
el numen me dicta los claros enojos,
lo hablado del alma, las nuevas orillas.
Aquí se desgaja del texto facundo
la filis eterna, la flor de la historia...
Al son filomelas, festejan semillas
y el evo lejano contempla la gloria.
Finar de la tarde con flébil segundo
su linfa de trigo suspira rastrojos,
lo fusco retiene los restos de euforia
y hespérides guardan tesoro en sus ojos.
Le sigo a la aurora con lumbres de estela
y lanza la noche sus lenguas de frío,
ignívomo el astro derrama sus flamas
apenas el alba me explica el rocío.
Imbele sucumbe dejando a la vela
sin calle de nubes la flor de cometa,
ilécebra nace del sueño sombrío
y el casto jinete se marcha a la meta.
Aquí con las hiedras el verso revuela
infausto pedrero con lívidas ramas,
los tiempos heredan y sigue la grieta
abriendo la herida con todas las flamas.
Inmunes del dardo se fugan los besos,
inope me quedo con solo la boca…
El tren descarrila las cartas viajeras
y el viento percibe leteo en la roca.
El ledo del pecho desnuda sucesos
y al lago en la nube la lengua murmura,
longánimo el tiempo con prado provoca
aquellos recuerdos de verde llanura.
Harapos me dejan el frío en los huesos,
los pies en el aire, madejas llaneras,
tus velos amigos apartan ternura
por solo alejarme de viejas fronteras.
Sentado al vacío los manes despiertan
los megos del viento con blancos vestidos,
su cara lejana, su mélico tono
se sume al silencio con rancios olvidos.
Después en el río los ecos libertan
nostalgias vacías, graznidos de arena.
Ahí se deshacen los flacos rugidos
de oscuros dolores y seca verbena.
Despidos siniestros los coros alertan
y nada consuela su negro carbono,
la flor noctiluca que fuera terrena
con hiel dictadora repite su encono.
AYUDANDO A DIOS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos alejandrinos, ritmo: 3, 6, 10,13)
Al seguir por la tarde despejando los llanos
la calleja marchita del atroz sobresalto,
dibujaba la antorcha con dolores de muros,
bulevares feroces, consensuando al asalto.
Madrigueras de muerte por caminos urbanos
con estómagos tristes de famélicas vías,
deglutían molduras con el mítico asfalto
por vivir sin abismos en los tímidos días.
Con el Dios de testigo, con nacientes ancianos,
las veredas pintaban sus declivios impuros
y apacibles figuras, replicados Mesías,
escapaban humanos con viacrucis oscuros.
El gorrión de la calle consolando al mendigo
consonante le canta las sonatas llorosas,
el mundano de acero, de papel los escudos,
arrogante le pinta las miserias leprosas.
Guturales metrallas desembocan castigo,
de alimañas volantes con la zarpa del odio.
El gigante que tiene su celeste de rosas
desemboca tristezas y se afirma custodio…
Al llorar de los tiempos lastimero castigo
los arrolla con muerte de bordillos desnudos,
en las noches desgajan por heridas el sodio
y en el grito los beben inhumanos sancudos.
Traspasamos el alba de los puentes lejanos,
nos miraban candentes los valientes murales,
en la calle perversa con palabra desnuda
la oración en el monte derramaba glaciales.
El muchacho en la tapia con las voces de hermanos
nos pedía del alma la migaja que sobra.
El latido contrito decantó de los males
perdición de la carne con centavo sin obra.
El dintel despintado regalaba en las manos
la mismísima vida que retoña en la duda…
Conciliados al frío por la misma zozobra
a mi Dios de la calle…, le entregué de mi ayuda.
VIVIENDO EL CAMPO
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos heroicos puros, ritmo 2, 6, 10)
Festeja la pradera su celada
con tintas extirpadas del reflejo,
los pájaros conspiran con ostento
y tocan sus armonios al cortejo.
En cada senderillo la tonada
alegra al pastizal de los gorriones,
la calma de los lagos en su espejo
atrapa de los cielos los velones.
Las plumas del rocío en la alborada
decoran el sensible filamento
con plata cultivada en los pampones
y nubes perseguidas por el viento.
Suspira el horizonte sus moscellas
penumbra de ladrido en lejanía,
aroman los canelos florecidos
y anémonas desgajan ufanía.
El tenue petricor y las sisellas
transitan con sus vuelos legendarios,
renuevan su vibrante bonhomía
por noches de frenéticos lunarios.
Parodian las luciérnagas estrellas
con ranas de misterios divididos,
y el alba florecida con nectarios
alienta colibríes coloridos.
La casa de los sueños se despierta
con canto de natura por los ecos,
alienta la señora con sus trines
y emana lozanía a los berruecos.
Comienza la faena por la huerta
y al surco abrazador de la semilla
la lluvia lo sustenta con sus flecos…,
connubio que destella en la gamilla.
Al cabo de los tiempos en alerta
deshierban con monótonos trajines,
las plántulas mejoran a la trilla
y el tiempo las bautiza de jardines.
El fruto que madura por la gleba
fulgura con sus mieles y festeja…,
florando a los labriegos de contento
con cada diapasón que los corteja.
Entonces al ganado se lo ceba,
aumenta de validos el establo,
ternura con beldades aconseja
la casa suspirante en su vocablo.
Así por los caminos se comprueba
del dulce de los campos su portento,
la planta que merece su retablo
pincela de hermosuras al aliento.
POEMA FOLCLÓRICO
(Gaonesa Realenga o Aradeña, octosílaba, multi ritmo)
Escribo como jilguero
para comerme una miga,
desnudo como nacido
vencido como la espiga.
Del campo traigo lucero,
la calle de San Antonio,
el verso que me atosiga,
el aire del antimonio.
Del tiempo traigo madero
de tanto sueño vivido,
tronando como el armonio
del brillo que a Dios le pido.
Me dicen como a mi abuelo
que sueño por soñador,
con tantas noches de luna
y tanto arado al Señor.
Me quejo con gran recelo
por los muchachos sin pan,
a veces llevan dolor
y otras en vicios están.
El yugo les pone velo,
el gobierno los vacuna
y vivos como el caimán
comen hiel como en hambruna.
Con buenos días saludo,
con mano espanto los perros…,
los viejos de plata fina
guardan sus viejos entierros.
La muchacha como el viudo
se bañan con agua clara,
unos esconden los fierros,
otros esconden la cara.
El carnero más lanudo
enfrenta la guillotina,
la sarna que me picara
con el bracero termina.
La lampa que los doblega
se esconde con la guanchaca,
cuando el dueño los descubre
hasta con sal los machaca.
Cuando termina la siega
toman los ricos porotos,
traen al toro y la vaca,
y hasta renuevan sus votos.
Luego el verano les niega
hasta comienzos de octubre,
donde se siembra los potos
y el verde todo lo cubre.
La tierra represa fuerza
tanta que ampolla las manos,
mosquitos y sabañones
muerden las venas de humanos.
La gente con miel almuerza,
por resistir al trabajo,
miran al sol en los llanos
mientras los vence el cascajo.
Tres comidas los refuerza,
por la mañana los tones,
por el almuerzo brebajo,
y por la tarde aflicciones.
Para la siembra regresa
el pájaro a la semilla,
la luna por la deshierba
y por si acaso la ardilla.
El gallinero es la presa…,
el gallo por las neblinas
se espanta en la buganvilla
cuando le faltan gallinas.
Para noviembre progresa
el campo con toda yerba,
el camino lleva espinas
que hasta el hambre canta y verba.
La cementera que crece
con callos de tanta brega
la compran lo más barato
antes que llegue la siega.
Hay choclos cuando amanece,
compotas con los frijoles,
el tiempo nada les niega
ni la ensalada de coles.
Para año nuevo enternece
el niño en lo más beato,
se ve los dulces pinoles
y a muchos en el formato.
Los cuentos de la comarca
afloran con año viejo,
para a la noche testar
con copas en el festejo.
Remuerden al oligarca
y el gobierno que trasiega,
les deja su buen concejo…,
¡que no provoquen refriega!
Baile con la misma parca,
disfraces al caminar,
diablicos de la moriega
y brujos desde ultramar.
El draque de todas partes
con el vinillo del mal,
al viejo de la bailada
le sacan por el umbral.
Le llevan sus estandartes
para poderse cubrir,
remedan como el turpial
pensando en sobrevivir.
Se embriagan hasta los martes
de tanta copa tomada,
y toman por subsistir
horchatas y limonada.
De antaño cualquier caliente
del puñetazo brincaba
y se cosía con hebra
la herida que le quedaba.
Daba pena del valiente,
pues por cada desafío,
otra golpiza le daba
el padre por el sombrío.
Luego el deudor era el cliente,
y el médico en tanta afiebra,
lo refregaba con brío
y manteca de culebra.
Tenían un palomero
cuidando de su maizal,
guardaba escopeta roja
colgada frente al portal.
Miraba desde el potrero
las pavas de allá del cerro,
cazaba todo animal
con ayuda de su perro.
Tallaba su maromero
con una patita coja,
de noche buscaba entierro,
de día buscaba soja.
También había muchacho
de propio para mandados
hacía como alcahuete
por unos fríos helados.
A veces iba don Pacho
cargado y de recadero,
dejaba a los destinados
sorpresa con su tintero.
Andaba con su buen macho,
mular para todo flete,
el saludaba primero
como si fuera cadete.
Venía con el casorio
fiesta con seco de chivo,
unas cuantas serenatas
y la danza a lo festivo.
En ese dulce jolgorio
repartían un gloriado,
con ese alegre motivo
de aguardiente en el aguado.
El novio en su repertorio
tenía algunas sonatas,
con la novia de su lado
bebiéndose las horchatas.
El techo con el carrizo
y la tejita de barro,
con la pared de bareque
les salvaba del catarro.
A veces con el granizo
se lanchaban los maizales,
prendían como al cigarro
del santo ramo a los males.
Pecaban de mal hechizo
con el ojo del tembleque,
soplaban en sus rituales
hasta que todo se seque.
Salían con los huaqueros
a buscar lo abandonado,
sacaban piezas de cobre
con demonios y pecado.
Olían como rastreros
y a la muerte la burlaban…
A veces al más osado
con el diablo lo tiraban.
Cantando con los copleros
y en tragos de cuenco pobre,
agua bendita tiraban
antes que el diablo maniobre.
Tan cercana va mi vida
como mis pasos al campo,
que al recorrer por la loma
nace el destello del lampo.
Pasa sencilla y florida
con su flagrante utopía,
mientras la tengo la estampo
para que tenga alegría.
Mi tierra siempre convida
el café de mi genoma,
tras del cerro esconde al día
cuando la noche se asoma.
Mientras recuerdo sus años
con verbenas en sus calles,
tengo la nostalgia pura
que llena ríos y valles.
Pienso silentes peldaños
la sombra del chirimoyo,
los ecos de pasacalles
y los sapos del arroyo.
Miro pueblos aledaños
mecheros de la aventura,
los fantasmas en el hoyo,
valientes saucos la cura.
Los ríos iban otrora
nítidos con sus quimeras.
El tiempo daba permiso
de florecer las riberas.
El río parece ahora
un fantasmal de lagunas,
lo miran desde las veras
caminantes en ayunas.
Las plantas siguen de aurora
con su jardín más sumiso
parecen cientos de lunas
tejiendo flores al piso.
Venga a mi tierra lo invito…
Es tan lejana que el monte
nos olvida y nos extraña,
con su llanto de sinzonte.
Es flor del campo bonito,
flora de luz la mujer,
y desde el mismo horizonte
agua nos deja a beber.
Tiene de historia su mito,
independencia de hazaña,
niebla con tanto placer
que a los viajeros restaña.
Venga a mi tierra de pasto
tiene en la inverna rebaños,
luce laderas bordadas
y en sus callejas peldaños.
Siempre con fuego nefasto
nos incendian fauna y flora,
y hasta de lejos y extraños,
llegan a darle mejora.
La huerta deja su abasto,
maná de duras jornadas,
La orquídea condecora
con sus lilas encantadas.
Venga a mi tierra de caña
de moliendas y guarapo,
la miel para los pinoles,
y algodón para el harapo.
Aquí con sol y guadaña,
corta caña el jornalero,
filtra cachaza con trapo
por cumplir de caballero.
Tiene la luz más extraña,
por occidente resoles…,
del infinito caldero
fabricamos arreboles.
Es capital del café
lleva el aroma del cielo,
cultivado con esmero
mientras suspira el anhelo.
Crece en su encanto su fe
como si fuera vergel,
tiene la esencia del suelo
y de la caña la miel.
Siempre el cariño se ve,
para cualquier pasajero,
pueden tomar un tonel
y hasta llevarse el lucero.
Venga a mi tierra de verso
toda pulida de ensueño,
tiene trinar de los vientos
con un pueblito pequeño.
Tiene del bardo diverso
letra al confín entregada.
Bulas pintando en el ceño,
notas de hermosa tonada.
Cielo en los cielos inmerso
como arrabales cimientos,
tiene en arcilla domada
arte de eternos alientos.
Venga a mi tierra de ríos
oro del fresco suspiro,
mangos de dulces encantos,
flores al sol cuando miro.
Tenga los mansos umbríos
para gozar su reposo,
verdes cultivos al tiro
suaves los abrazos de oso.
Pruebe naranjos y estíos
con el trinar de los cantos,
eco de coro virtuoso
siempre sanando quebrantos.
CRUZANDO LA HORA DE UN POEMA TRISTE
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos dactílicos, ritmo: 1, 4, 7)
Cuando llegué de mis cielos
vine con todo perfecto.
Dulces y cuna dorada
eran manjar predilecto.
Fui del poema los celos,
desde los ecos de quenas
hasta mi vivo proyecto
lleno de tibias escenas.
canto en mi madre halagada,
luego al crecer mis arenas,
iba la letra callada.
Tiene reveses la vida,
casi se nace por nada,
tiene su parca en auroras
como la meta truncada.
Crece la carne sufrida,
llora la lluvia en las odas.
Seda del alma anegada,
agua de lira y rapsodas.
Tiempo tirano y suicida,
rayos y noches traidoras,
muchos veneran pagodas…,
solo mancillan sus horas.
Tuve del manso jilguero
bellos silencios de musa,
luego el dolor me tendía
una punzada difusa…
Iba tirado al caldero
sobre el bracero encendido,
era mi noche confusa
y hasta seguía dormido.
Hoy que termina el sendero
sigo sin nada del día,
nunca en mi campo florido
pude entenderte alegría.
SUEÑOS Y PESADILLAS MIGRATORIAS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos dactílicos, ritmo: 1, 4, 7)
Cuentan que tanta fortuna
brilla con muchos quilates,
joyas corriendo la calle
entre brillantes magnates…
Sueñan dejando la cuna
yendo en veleros al viento,
como en los cuentos de bates
surcan camino de ostento.
Suena despido en comuna,
cruzan sarcástico valle,
mientras frontera y violento
arman la muerte al detalle.
Corren y cruzan la valla,
solo los llaman diamantes,
salen las armas al paso
para gritarlos vagantes.
Nunca soñaron metralla,
nada de humanos cazando,
fueron carnadas andantes
sueño nubado llamando.
Pobre, cegada muralla,
nunca nos cuenta el fracaso,
siguen los pobres viajando,
siguen llorando su caso.
INTENCIONES
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos gliconios acéfalos, ritmo: 2, 5, 7)
Constantes declivios miro
y solo las rosas lloran,
recorren los vientos suaves
que en pocas mañanas moran.
La calle de azul suspiro,
el mutis se torna mío…
parece que todos floran
el lloro que deja el río.
Al mundo con quieto giro
le inundan noticias graves,
veranos dolor y hastío
venenos en blancas aves.
La boca con hiel recorre
la senda del viejo puente
y solo la flor suspira
el sol del verdor consiente.
La madre con miel socorre
las hambres de media suerte,
apenas el hombre miente
el mundo se queda inerte.
Quisiera que el tiempo borre
dolores de ciega pira…
Aquel susurrar de muerte
lo sane la dulce lira.
Las dagas desangran vida
con esas quimeras secas,
tormentas resiembran miedo
con filos de esquirlas huecas.
El hombre que nunca olvida
marchita la Tierra entera,
después se concentra en muecas
camino de amarga vera.
Los necios con sal dormida,
malvado punzar acedo,
incendian la vieja esfera
por solo quemar el dedo.
Se pide la paz del mundo
con claros y eternos días,
con ese horizonte vivo
que alumbra de amor las vías…
Por eso le pinto al fundo
camenas con dulces manos,
estelas por mar y rías
de plano el amor de hermanos...
Quizá del cantar profundo
los coros del fiel cultivo,
resulten con nuevos llanos
cubiertos de verde olivo.
Propongo trinar romanzas,
aurora a vestir albricias,
llamar a entonar canciones
con verbos de armar delicias.
Finar las lloronas lanzas
cuidarse de todos modos,
que nadie al mentar tiricias
lamente de amargos lodos.
Florezca el que da alabanzas
belleza al atar pasiones,
humanos convengan todos...
venid a calmar leones.
CANTO POR LOS SILENCIOS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, octosílaba, multi ritmo)
Tu piel de sabanal brilla,
plata de río en la aurora,
mi beso que siempre halaga
al labio con flor implora.
Encanta al frízer la orilla,
sol frágil de caracola,
la tinta que el ojo rora,
a mi alma consuela sola.
Te siente lejos semilla,
con el mar que se propaga,
mi silencio toma la ola,
y el recuerdo manso embriaga.
Te veo de nube y tarde
con cada pincel oscuro,
los ojos en los ondules,
el eco en el vergel puro.
Te canto por dar alarde
con coros de los turpiales,
te quiero como te juro
beber de tus manantiales.
Quizá me tildes cobarde
y mientras celos calcules,
la vida y sus vendavales
me deja versos azules.
Lejano de ser amante
pruebo los tristes aromas,
los ríos de las lacerias,
los dardos de carcinomas.
Cercano al ardor de Dante
con el alma en los rincones,
me enredo con los axiomas
y el cebo de los felones.
Silencio como celante
me cruje por las arterias
y busco anular traiciones
donde vuelven las miserias.
Martilla la culpa un clavo
contra el barro y la madera,
ojos de misericordia
desmayan en la quimera.
Punza la flor del esclavo
que se regala al inmundo,
donde se mata mollera
para manchar al segundo.
Luego le parten centavo
para fingir su concordia
y aunque fuera fértil fundo
trilla la arisca discordia.
CON ABLUCIÓN A LOS CULPABLES
(Gaonesa Realenga o Aradeña, Versos alejandrinos, ritmo: 3, 6, 10, 13)
El bullón del ocaso con feridas de tierra
hervoroso rechina con sus hilos airosos,
los belígeros carros, adalides vencidos,
retumbantes sacuden los apriscos borrosos.
Escarlata la flama, los cendales en guerra
con el óvolo al pecho se eternizan de flores,
las procelas declaman recamados vidriosos
y en los ojos cascadas de enlutados ardores.
La penumbra sucinta paramento de sierra,
con la cal en los ojos y los sueños zurcidos,
en el puerto se quedan rozagantes amores
y restaña la luna con cabellos prendidos.
Atavío de escorias por los réprobos lares
anochecen con dagas y fraguras dolientes,
los tugurios se duermen con precitos adentro,
palaciegos anhelos en los magros ponientes.
Horizonte de perlas con las perlas de albares
los muchachos prorrumpen a los besos comprados,
se desnudan las lumias, las desposan candentes,
con el gris de las calles y angulemas forzados.
Miserandas flamean con la luz de ominares
por gastadas esquinas de sacrílego encuentro,
los sinoples lamentan los esquejes truncados
y los ábregos sueñan los frutales del centro.
La refriega constante, con azote en fonema,
con tridente de letra de venal jerigonza,
los execra desnudos por las calles del viento,
y las marcas los gritan con efectos de tronza.
Astillados veranos inferidos sin lema
los degüellan cruzando con las balas baratas,
eternales heridas por la trágica ronza
en el círculo lloran con las hienas ingratas.
Los contempla la nube con su lágrima extrema
a llorar con los duendes y breñales de acento,
de borlote y justicia con asechos de erratas
en bardales amargos los sepulta el cemento.
Se acorazan de oprobios con ferrar de trinchera
y adictivos negocios les dibujan hirsutos,
los iguales se escapan con las mismas monedas
y la vida del mundo se la rifa en minutos.
Al delirio concurre sociedad vocinglera
con cadenas nacidas de sus mismas mentiras,
sus profanos suplicios con los viejos tributos
decapitan al alma con pestíferas iras.
Al cantar de los ciegos, lapidaria diezmera,
la ciudad de la fuerza, por lucrar sus veredas,
arremete con llantos de sus pútridas miras
y contagia los pulsos con sus mialgias y vedas.
Los culpables se mofan del dolor de jubones
que la historia murmura por el túrbido escombro,
los culpables ignoran del incienso quemado
en los célicos sueños que llevamos al hombro.
Los culpables olvidan las terribles traiciones
camufladas con alas en el báratro enfermo,
ablución que percude cicatrices de asombro
y conserva distancias con paredes de termo.
Entrelazan de plano por los altos rincones
los atados engaños atrayendo al llamado,
las inedias azotan, con su crótalo yermo,
sin pensar que tenemos un final igualado.
La inocencia se seca con arenas lejanas
y los sínodos piden las vendimias del cielo,
con horrísona flama se persigue al hermano
por los prados que fueran del olímpico velo.
En roturas se vierten eficientes botanas
escondidos venenos y garlitos de seda,
y el ingenuo llanero se condena al flagelo,
y a la ingenua doncella con suicidios la enreda.
Libertad te soñamos con tus casas cercanas,
con palacios de tinta que nos colman la mano,
las mentiras escapan, acullá se nos preda,
y del lampo al oscuro nos persigue el verano.
Al pensar en salvarnos del final holocausto
y buscar el escape por los ápsides grises,
paramentos del ego se derrumban al paso
con lo sérico en llamas del sin fin de países.
Lavatorio de engaños agarrado a lo infausto
cualifica las almas sin la báscula seria…
Los que parten nos miran con sus blancos embrises
y disueltos quedamos en la misma miseria.
Con las hórridas suertes y la lengua de exhausto…
Humanal de floreras te encomiendo al parnaso,
por augurios que ahora nos transformen la histeria
y regresen de estelas alumbrando al ocaso.
TÚ
(Gaonesa Realenga o Aradeña, octosílaba, multi ritmo)
Caminas por la utopía
con dominado misterio,
nadie tiene senda pura
con un feliz hemisferio.
Desmayas en el tranvía
y viajas al matadero.
La senda del mismo imperio
alborota el abejero.
Con ese silencio un día
te pintan la sepultura
y sabes que el tragadero
no tiene paz ni censura.
Caminas por la utopía
con las izquierdas en serio,
con la derecha que jura,
para quitarte el criterio.
A veces la culpa es mía,
por esconder el tintero,
en otras por el sahumerio
que viste honrado al trilero.
Prometen algarabía
con una vida segura,
a veces, queda lucero
por calmar la dictadura.
Te mienten con sinfonía
hasta darte cautiverio
y luego con la tortura
desgajan su vituperio.
Te guían con badomía,
te ladran con cancerbero…,
te esculpen el cementerio
para arruinarte el sendero.
Pensamos que la falsía,
te lleva por la locura
y ahora prende el caldero
por calcinar tu ventura.
QUIERO
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos peonios de primera, ritmo: 1, 5, 9)
Quiero en mi cantar tu poesía
para contener de las murallas,
odios que separan los abrazos,
odios que nos dejan con rocallas.
Quiero suspirar con alegría
sueños de tu sueño en la avenida,
nada de ultrajar con las metrallas,
nada de cadena en la partida.
Tengo la ilusión de la ambrosía
entre las pitanzas de regazos,
llenas las tinajas por la vida,
nada de dolores con zarpazos.
Quiero caminar con los perdones
amplios en el pecho de la gente,
nadie se destroce por defensa
y haga que lo lleve la corriente.
Pido en el resuello de los dones
vuelvan los humanos del destierro,
donde las vendimias de la mente
dan la sanidad sin el entierro.
Tanto por pedir a las naciones.
Tanto por la cárcel hipertensa,
nunca corazones en el yerro
sufran los dolores de la ofensa.
Quiten los amargos detrimentos
desde las venganzas del pasado,
quiten las mordazas del hermano,
traigan del ensueño lo esperado.
Quiten de fronteras los tormentos,
hagan semillero en las conciencias,
todo lo que sumen del versado
lleven a sanar las diferencias.
Tengan de relieve los momentos
donde las lucernas en la mano
tiendan armonía a las querencias
entre los brisares del secano.
MIGRANTE DEL SUR GLOBAL
(Gaonesa Realenga o Aradeña, decasílaba, multi ritmo)
Llevo la sangre del Sur global,
genes mestizos y originarios,
esencias de rojura al poniente,
y pura vida de mis santuarios.
Mis cantares hienden con caudal
contra la mordiente esclavitud.
Jamás al migrante los calvarios,
ni tus larvas contra la virtud.
Nada de decirme criminal
ni poner cadenas a la gente…
Soy del Sur, sin miedo al ataúd,
de pecho libre y valor ardiente.
Vivo migrante de tierras todas
y tú corsario, te piensas todo,
pareces hiena contra manadas
y enferma el alma…, nos riegas lodo.
Cuidas tu imperio con rancias modas,
rompes derechos, incendias flancos…
Verás la espada del mismo modo
montar al viento y limpiar barrancos.
Roes la vida, truncas y enlodas,
solo dejas murallas grabadas
y atas mixtecas, negros y blancos,
con eslabones de tus zarpadas.
Migrante hermano de sol bravío,
toca tu Tierra, vive tu fuerza,
hierve candente tu luz quimérica
y cada derecho el alma ejerza.
Alumbra con canto lo sombrío,
que acabe el abuso del cadalso,
que la sangre viva se retuerza
para cambiar este mundo falso.
Migrante humano, saca tu brío
y recorre con tu voz colérica,
honra tu lumbre, rompe el embalso
y ahora vibra en tu senda esférica.
DISEMINACIONES
(Gaonesa monostrófica, decasílaba, multi ritmo)
Paraíso de musgos y lianas,
estás al borde del candelabro,
cada noche nos asusta el trueno,
grita sin miel la huerta que labro.
Cada flor aúlla en las campanas,
para velar su alto de corolas,
como el insomne vendaval me abro
al lloro de laguna sin olas.
El agobio croa con las ranas
en el lagrimoso ojo del bueno,
tímidas conchas y caracolas
toman la unción fatal del veneno.
EN EL CAOS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, endecasílaba, multi ritmo)
Cuando persigan a nuestros hijos
los rayos de la última materia,
tal vez diga el pajonal distante,
la venganza con su cruel histeria.
Cuando tengamos dolores fijos
tal vez nos llamé a morir la muerte,
para atar carbones a la miseria
del fósforo que sembró la suerte…
Los lagos ácidos, los barbijos,
el humanal sin flores, vagante,
y el averno, buscará tenerte
con galimatías de farsante.
La brújula estancada en el norte,
subyugada de sedienta senda,
con apenas basural de leche
llorará con la vacía tienda.
Volverá con freno de cohorte
para detener barcas de mares,
para cegar vitrales con venda
y frenar las carreras lumbares.
El poder, murmullo, lesna y corte.
Loas de reinas, con escabeche,
camaleón obsesivo en lares
simples, para que nadie sospeche.
VIEJO AYER
(Gaonesa Monostrófica, octosílaba, multi ritmo)
Allá en las nubes eternas
la familia espera unirse…
Buscan trino despedido,
lo añoran para reírse.
Aquellas noches fraternas
ya no son tuyas ni mías.
Necia luna acaba de irse
y llora con mustios días
apagando sus lucernas.
Triste sol alumbra el nido
y entre el mundo solo pías
viejo ayer que vas perdido.
MISTERIOSO FUTURO
(Gaonesa Monostrófica, octosílaba, multi ritmo)
Busca el pasado al amigo,
de quién el amor fue todo.
Busca la flor el olvido
fiel soledad al recodo.
Cada mármol fue testigo,
cada noche la tonada
y nada es del fino lodo
ni la luz, ni la alborada.
Queda el día de enemigo
al robarse lo vivido,
tierno el siglo por la nada
nadie encuentra su sentido.
REMINISCENCIAS PENSATIVAS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, octosílaba, multi ritmo)
Aún pregunto lo triste…
¿Con quién se quedó el amor?
Ese que a diario pintamos
en contraste del dolor.
Aún miro si subsiste
el brillar de la mirada
y parece que el verdor
la pregona despintada.
Desde los besos te fuiste
donde a la flor olvidamos,
en esa lágrima amada,
en ese siglo que amamos.
Fuimos del tiempo sudario
flores que llevan abejas,
las caricias que no vuelven,
las espinas en las quejas.
Ahora va lo contrario,
la noche con el reproche…
Cambió la seda por rejas,
el metal por el soroche.
Ahora culpas a diario…
Las floreras nos disuelven,
noches en la misma noche,
mientras los siglos envuelven.
CERNÍCALOS CON VUELO A LA FORTUNA
(Gaonesa Monostrófica, versos heroicos puros, ritmo: 2, 6, 10)
Camino del silencio me detengo,
con rocas desarmadas por microbios
los dogmas se derriban de la luna
y quedan oquedades con oprobios.
El manso dominado al abolengo
prefiere la canción de los laureles,
el canto de la carne en los agobios
se calla en los hipócritas claveles.
Las burlas con el polvo realengo
carcomen pedernales por la hambruna
y enhiestan sus banderas de oropeles
cernícalos con vuelo a la fortuna.
AFERRADOS AL MUNDO
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos alejandrinos, ritmo: 3, 6, 10, 13)
Aferrado a la senda con el alma en la nube,
la nostalgia de carne me somete al invierno,
las lucernas me lloran, los silencios alumbran,
y quizá soledades se conjuguen de averno.
Por el día las rosas, por la noche el querube,
en la loma arcoíris dominando los ojos,
los abultes del sueño, la mentira del cerno,
consumibles las rocas nos delatan cerrojos.
Mis turpiales alegres en calientes de incube,
revolantes las hojas peonías encumbran,
Los rescoldos de plantas dormitados de enojos
al cadalso lo miran y las malvas quejumbran.
Las segadas miserias, papalinas mundanas.
jubilados sin nardos, los resquicios sin bardo,
Callejuelas truncadas enrejadas de escollo
En la crápula lloran sin la calma del cardo.
Los muchachos, muchachas, disuasivas jaranas,
derrumbados los ceños, pasifloras colgadas,
el pacífico puente con gargantas al pardo…,
nos informa que busquen las maderas lacadas.
La arañuela de entonces nos descuelga sus canas,
remordida con verso, cercenado cogollo,
con azul atrapado de nubíferas hadas
y maligno destello desmenuza su embrollo.
ANHELO SOCIAL
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos trocaicos tetramétricos, ritmo: 1, 3, 5, 7)
Anda libre, vive hermano
siembra el voto y vive anhelo,
como fruto da el invierno,
algo hermoso vuelve al vuelo.
Solo el amo es mal hermano,
él de pobre nunca pudo…
Tú lo ayudas desde el suelo
y él te aprieta todo el nudo.
Vende tu agua, pan del llano,
tiene yugo es mal moderno,
solo quiere propio escudo
para darte el mismo infierno.
Venga libre gran amigo
pueblo somos, buena gente,
van preclaros, van serenos
sol del alma, luz de frente.
Venga el viento, venga el trigo,
como humanos todos damos,
solo el pueblo da simiente
y entre buenos, buenos vamos.
Nuevos libres siempre digo,
rojos vivos, pechos llenos,
vengan todos hoy cambiamos,
todos grandes, nadie menos.
LA VIDA QUE NO LA VIVIMOS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, tridecasílaba, multi ritmo)
Con las aves revolando al viejo cerebro
veo a los enviados como mártires nuevos,
con nosotros en batalla el descalzo miedo,
y seguimos…, ¿¡si las gallinas o los huevos!?
Tengo lucerna de un nuevo día y la quiebro,
tengo evidencia del nuevo camino y nada,
semilla de eterna juventud con longevos
y el formato me pinta la puerta cerrada.
He puesto manos en la herida y sigo cebro
con palabra muda, reja del mismo ruedo,
carne del mismo cañón y el alma domada
lastima en el corazón, por decir no puedo…
Tengo pena de mi cabeza, vive apenas,
desde el suspiro del céfiro con caricia
hasta la ignorancia triste del infinito,
y sin pronunciar las llagas de la codicia,
lastima al corazón el dardo de las penas.
Tengo pena del mundo al vivir sus mentiras,
con cuentos de ignorancia llenos de avaricia,
hasta el secreto, de cómo esquivo las miras…
Tengo una llama sin nombre que va en mis venas
persiguiendo al mártir del campo de granito,
llorosa en la noche, calmándose las iras,
en esta forma redonda que impone el mito.
LAGRIMADOS DÍAS
(Gaonesa Encadenada, tridecasílaba, multi ritmo)
Incomprensible historia con noche cercana,
cercana como la tarde en las despedidas,
despedidas de luz los ojos materiales,
materiales que lloran aguas encendidas.
Encendidas flamas con la noche lejana
Lejana la aurora viva de la bonanza,
Bonanza esquiva sobre avenidas floridas
Floridas lágrimas en tímida esperanza.
Esperanza que viene de verdor ufana,
Ufana y perfecta en los oscuros mortales
Mortales cantos en los desiertos de alianza
Alianza que llorando vive en los vitrales.
A LOS POLITIQUEROS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos octosílabos, multi ritmo)
Tienen discurso suicida,
palabras con fondos rotos.
Pobres son los instrumentos,
cebos para pescar votos.
Gritan promesa mentida
cuando te venden la frase,
pero ni en tiempos remotos
entras con los de su clase.
Dicen arreglar la vida
y al avivar los momentos,
fiesta y bebida es la base
para imponer sus tormentos.
En campaña hasta te escriben
pides agua y te dan ríos…
En poder son los contrarios,
pides luz y dan umbríos.
En campaña te reciben
y hasta en la calle te ayudan.
En poder se vuelven fríos
y con impuestos saludan.
Hasta con pobres se exhiben,
se tatúan sus osarios…
Luego a tatuados desnudan
y les envían corsarios.
En campaña dan arroz
por un día a pobres mesas…
En poder ya te lo quitan
invirtiendo en sus empresas.
Con el voto das tu voz
para que ellos sigan ricos,
aumentando sus remesas
y sangrando a los más chicos.
Piensa bien y se veloz,
mira cuánto te limitan,
ellos fingen ser borricos
hasta cuando te dormitan.
TODOS LOS CAMINOS LLEVAN AL MAR
(Gaonesa monostrófica, pentadecasílaba, multi ritmo)
Puedo ir por la noche de tus lagos que nunca es mía
o por las aguas de tus barcas velando al rocío,
y siempre seré en huerta, madeja de abandonado,
polvo de alguna pena revolándole al vacío.
Tengo al silencio cautivo sobre la noche y el día
con esa ondulante muerte, que lleva el muerto tiro...
Donde las velas se duermen para salir del río
y los mares exhalan un candoroso suspiro.
Por eso insulto al oprobio en infinita utopía
por quitar de cada letra la voz del olvidado,
y pido amar sin fronteras, mientras llega el deliro,
al ver que el mismo pobre roba el maná trabajado.
CALLECITA VIEJA
(Gaonesa monostrófica, hexadecasílaba, multi ritmo)
Las piedras de tus dorsales sumidas a la mirada,
milenio descontinuado por tus asfaltos mojados,
las huellas de viejos años relamen en los olvidos
Poblados de sinsabores entre los muros callados.
Arrodillados calcáneos, con la acera desmembrada,
con borbollones al párpado recorren su lagrimar…
Garúa de fiel murmullo, concierto de abandonados,
invierno que solo llega con el destino del mar.
La parca de los silencios sobre la berma sembrada
se viste de negra flor, con los endriagos perdidos.
Pasitos de viejos años tienen bastón al andar
y algunas fojas del alma se escapan de los latidos.
OPTIMISMO
(Gaonesa Realenga o Aradeña, octosílaba, multi ritmo)
Al sueño le di un momento
con risas que el viento esconde…
tomé de su extenso cielo
la miel que también responde.
El tiempo al trenzar tormento
del cerro me dio la luna,
con prisa pregunta dónde …
el lobo que siempre ayuna.
El campo del buen sustento
erige constante estelo
y en olas de fiel laguna
me lava cualquier desvelo.
Mi calle que calle lleva
se duerme con secas hojas,
las hojas suspiran sombra,
las sombras escriben fojas.
Su calle que solo nieva
con frízer me va llevando,
me quita de amor congojas
y en verso me va curando.
Prefiero la senda nueva
con esa durmiente alfombra,
a veces termina amando
y a veces, sin nada asombra.
CUANDO …
(Gaonesa Realenga o Aradeña con estrambote, tridecasílaba, multi ritmo)
Cuando los instantes la víspera acicalan,
temo dormir, temo los suspiros, temo irme…
Cuando rejuvenece el agua del olvido,
tengo miedo al tiempo que vuelve por vivirme.
Cuando la luces al mejerse me señalan,
pienso en el Dios de los desiertos conspirando,
para amar, para verter brillos y asistirme
desde el laberinto…, al eco que voy dejando.
Cuando los buzones, la soledad propalan,
sufro la ausencia de las cartas con gemido,
gemido de algún reproche que sigue andando,
mis andanzas de mártir…, de despavorido.
Cuando preguntan del invierno de noviembre,
canto mis cantares llenando la oquedad,
suspiro la guía que cruza cada aliento
y al ver barro triste lamento la maldad.
Cuando las noches casi no tienen diciembre,
miro mis ojos necios sin ver al espejo,
tentados de celaje y brumosa verdad…,
y ante el carroñero segundero, me quejo.
Quejumbre de un suspiro que apenas desmiembre
del sombrío tiempo, una migaja de cuento…
Cuando las horas apenas me hacen añejo,
digo ser nada, apenas hojarasca al viento.
Cuando las heridas hurgan sus hendiduras
busco hilo para atar la tóxica secuela.
Cuando lascan los léxicos a mis prisiones,
pongo a cocer las tolerancias de la escuela.
Cuando las aguas discurren sus bordaduras
siento que defienden a su verde morada,
siento los estruendos de escoplo que cincela
el Vulcano amargo con mortal llamarada.
Cuando el lobo cansado aúlla sus torturas
lo veo hombre inextricable en sus ambiciones.
Cuando roe algo del pasado en la alborada
solo remembran los ensueños mis pasiones
y suenan mis canciones
preguntando cuando termina la carencia,
en la hiel pobre de mí sensitiva ausencia.
AMO MI LOCURA
(Gaonesa monostrófica, dodecasílaba, multi ritmo)
Amo mi locura, como al río lo aman
las pequeñas olas cuando llama el viento,
frenesí de tinta, párpados dormidos
pincelando sueños cuando al labio siento.
Llamo a mi cordura como al cuerdo llaman
las notas del alma por sanar la trisa,
al céfiro mismo que recorre lento
por tener del tiempo su envolvente brisa.
Clamo al barro mío donde muchos claman
luz de aquel lucero de los lapsos idos,
al gorrión amigo de la azul cornisa
con sus cantos tiernos y abrigados nidos.
RECUERDO INDEMNE
(Gaonesa monostrófica, dodecasílaba, multi ritmo)
Libre vives, ríos con su fiel momento…,
nuevo corre el siglo por sanar los días,
tengo aromas viejos en sonar de calle
rimas al pasado, todas de elegías.
Plétora al silencio de atrapado viento,
viento de los años en crespones lilas,
pasos de las noches en las pampas mías
siguen dando insomnios a viejas pupilas.
Alameda seca, verano y tormento,
en violines corren a llorar el valle,
degluten las tardes y la hambruna en filas
desespera tumbas por querer que falle.
EL JOVEN DE LA MUERTE
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos heroicos puros, ritmo: 2, 6, 10)
Tenía la ilusión de los caminos,
el vientre palpitaba su aventura,
el canto de sonatas por la vida
mejía contestando a la ternura.
Nació del vendaval de los destinos
con ese refractar de la inocencia,
y fue de las infancias bordadura
que nunca desintegra la carencia.
Después que se marchó con sus espinos,
corola adolescente y transgredida,
fingía desterrarse por la ausencia
de aquella sinrazón oscurecida.
Ahora el sabanal de las mejillas
en ojos nocturnales por los prados…,
con luces de oropéndola suspira
y juega a su silencio con los dados.
El vulgo lo sentencia en las orillas
cadenas del versículo condenan,
la casa contagiada de llamados
desmaya con cascadas que desvenan.
La música de otrora sin semillas,
condena al jornalero sin la lira
y en fango de cadalsos le retruenan
las pieles consumidas en la pira.
Quitaron a la madre las entrañas,
el velo del amor de su retoño,
la nota musical de la vereda
lo bello en el paréntesis de otoño…
Después a divagar con alimañas,
del mismo amanecer que cercenaron …,
los brazos levantados al enroño
huyentes de la vida que cortaron.
Después las osamentas, las pirañas,
las voces de nostalgia y polvareda…
El día sin regreso que lloraron,
que nunca por el tiempo nos suceda.
PESIMISMO
(Gaonesa Monostrófica, versos gliconios acéfalos, ritmo: 2, 5, 7)
Me quejo de oscuros días
y tengo sin noche aurora,
la culpa del lampo muerde
y corre por lenta otrora.
Mortajas se sienten mías,
danzantes con flores lilas,
el sol a la tarde llora
por solo pintar pupilas…
La noche al velar miopías
sonrisas de luna pierde
y van a danzar tranquilas
con una mañana verde.
PESAMIENTOS DE MIS PENSAMIENTOS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, tridecasílaba, multi ritmo)
Me desmoronan las grietas de tus dolores,
las periferias obsoletas del camino,
viejas escaras de los incendios aullantes
y el luctuoso veneno en mis ríos de vino.
Quiero apagar las punzadas de los rumores,
pintar la amenaza magra de los soslayos,
sanar la bárbara lesna del turbio espino
y amar la bondad misma de los pararrayos.
Quiero las apacibles nubes de candores
sin la bruma borrascosa de los sangrantes
propagar la arcilla de viejos papagayos
y asolar hambrunas, cleptómanas y amantes.
Reñir afilados arrecifes sin miedo
y poblarlos de luces en las avenidas,
ocultar obsoletos presidios al paso
y librar de laberintos esclavas vidas.
Que no nos ataje la pereza del quedo
ni el orgullo putrefacto de la arrogancia.
Quizá noches trémulas cambien a floridas
y simples verbenas, no embriaguen de vagancia.
Quizá la máquina no dispare el torpedo
ni la voz mundana y brusca firme el fracaso,
para controlar la hecatombe de ignorancia,
que en los siglos nos encadena al mal ocaso.
Tierra de mi luz, lloro a tus depredadores.
Lloro…, tengan que mostrarte las malas rejas
para que calmes tus fósforos, tus disparos.
Lloro…, tengan que trinar funebreras quejas
para calmar mordidas de hienas y errores.
Árbol de flor, lloro el tajo en tus clorofilas,
el tiro al alma de hermanos en las callejas,
donde aves y murallas existen tranquilas…
Te lloro sistema en tus oscuros horrores,
donde priman tus monedas sin más reparos
que dejar a la suerte míseras maquilas
y el pobre lleve, muertos sus sangrantes faros.
Te lloro a ti, dominado en promesas muertas,
amante de la estocada de tus verdugos,
pendiente de los dolores de los sepelios
donando para los necios cuatro mendrugos.
Lloro porque te entregas de manos abiertas
sin escudo a los puñales que te lapidan
y apenas gloria das, presa eres de los brugos,
frente a tu bondad de roble, donde te olvidan.
Esta carta de lamentos abre tus puertas
quizá un día las raíces de los micelios
florezcan unidas y solo nos coincidan
libertades vivas bebiendo de camelios.
EL DÍA CERO
(Gaonesa Realenga o Aradeña, tridecasílaba, multi ritmo)
Cada silencio del laberinto desnudo
deambula banal con místicas congojas,
cerradas brechas de cerrojos acerinos
callan retóñales bordajes de las hojas.
Solo me aferro a la soledad del nudo
atado a la mansedumbre de los caídos,
tiendo mis tentáculos de fístulas rojas
y lanzo mis derechos llenos de vahídos.
Prosigo…, y necio frente a las verdades dudo,
y dudan mis tintas con sollozos de vinos.
Reclamo a las tiranías, y convencidos,
me persiguen con sus espantos viperinos.
Las piernas taladas encienden los rubores,
callejas mojadas con almas desterradas
resumen hieles, desarrapadas pupilas,
lloran y desandan lamentos de las radas…
Nadie toma la escuela, ni va tras cantores.
El réquiem mísero sostiene las miserias,
el tren decapitado corta las miradas,
las aguas se diseminan cazando arterias,
el río absorbe a las gentes con los clamores
el mutis al pecho, la sed a las papilas,
el declivio truena la piel de las histerias
viene del vino, la mudez de flores lilas.
Derrumban gaitas…, la lira misma se sube
al rumorado vitral donde va la llaga.
Los que se fueron llevan rocas sempiternas,
floridas a donde la calma se propaga,
donde el frío coro apenas da su titube.
Predicen años con octubres de nostalgias,
con ánimos de que el murmullo se deshaga
y deje fuera la marchitez de las mialgias.
Al fin, solo esperanzas volando su nube,
escollos encajonados en cartas tiernas,
con aguas fabricando las mismas neuralgias
para llenar las noches de amantes lucernas.
Esas mismas linternas,
caminan donde las sendas, no sienten frío,
para alumbrar su tarde entre la voz del río.
EN LA PALESTRA FRÁGIL DE LOS ALABASTRINOS
(Gaonesa Realenga o Aradeña, octosílaba, multi ritmo)
Me declaro bardo y loco
vagando en el inframundo,
con esos helechos santos
y mi verso furibundo.
Al silencio lo sofoco
y suspiro macilento,
fugaz me cruza el segundo
para domarme en el viento.
Trina la calle y revoco,
la burla de los espantos…
Solo murmura el acento
en los lejanos quebrantos.
Me llaman con las magnolias
furtivas como las venas,
de aquellas nubes sencillas
que solo quieren verbenas.
Me ahogan miles de embolias
las carnes de mis romances,
recuerdos por las arenas
que escapan de mis alcances…
Vida…, porqué siempre expolias
a quien siembra en las orillas,
al que disfruta sus dances
y no al que trunca semillas.
Ahora de ahora vivo
nidio en nacientes floreras,
calmo de extraños olvidos
vivo junto a mis laderas.
Cosecho miel del cultivo
de blancos algodonales,
arropo con las praderas
los versos de mis jarales,
y tengo del monte altivo
la gracia de los latidos,
un día con los timbales
para alegrar los latidos.
LAMENTO DE LA NATURALEZA
(Gaonesa Realenga o Aradeña, octosílaba, multi ritmo)
Amigo del mundo verde
te pido calmes las furias,
laderas lloran con llamas
pájaros silban penurias.
Con fuego todo se pierde
y el cielo parece averno…
Llorarás por mil centurias
cuando te falte el invierno…
Quizá la llaga que muerde
olvide quemadas ramas,
tal vez el cuento materno
se salve de oscuras flamas.
Ahí solo van cenizas,
memorias que solo lloran,
la casa quemada suena,
las aguas lloronas moran.
Los lutos de las conizas
en nada sostienen almas
los cerros sin nada roran,
sin vida también las palmas.
Suspiran todas las trizas
el río seca su vena,
la fauna pierde sus calmas
y algunos lamentan pena.
Gritan realengas muertas
delirios de tristes quejas,
preguntan por qué las queman
sí viven con sus abejas.
Ciudades suspiran yertas,
los pueblos vagan brumosos,
mancillan arcillas viejas
y al casto le dan los fosos.
Les doy de mis sanas huertas
y a cambio en fuego me creman…
y enseñen que al mal le teman.
EL MAL TE QUITA LA SUSTANCIA
(Gaonesa Doble Rima, doble estrambote, tetradecasílaba, multi ritmo)
Estamos los humanos pidiendo días sanos…
La paz solo pedimos y aquello merecimos.
Ustedes los gobiernos que tienen sus infiernos
parece que les dimos el voto y los perdimos…
Con todo en vuestras manos nos tratan de fulanos
y son como pirañas con esas rancias mañas.
Nos roban con sus timos y siempre lo advertimos,
que pintan en campañas políticas extrañas.
Pedimos ciudadanos en voz de los hermanos
pregonen sostenernos y nunca someternos,
sus armas como arañas disparan sus patrañas
y vamos sempiternos buscando defendernos.
Las calles sin horario se quejan del calvario,
el pobre que suspira lo ponen en la mira,
si no cantamos nada proponen la enjaulada
y queman al que aspira salir de la mentira.
Mujer del gran ovario rezonga ante el falsario,
amor de fiel lucero pregona en el tintero,
prosigan con la lira que nadie se retira…
Si vas entre espinero, Jesús es guerrillero.
Mirad cada sudario de heridas por salario,
con la misma tonada te ganan la mirada,
paremos al mortero con fuerza del obrero
la lucha va ganada, la paz nuestra alborada.
Cuidado la zarpada,
camufla dulce paga, parece vieja plaga…
Te muestra fina daga, después solo te traga.
Despierta a la jugada,
se ve mucha ignorancia votando a la arrogancia…
El mal busca ganancia, te quita la substancia.
VERDAD DOMINANTE
(Gaonesa Realenga o Aradeña, octosílaba, multi ritmo)
En este mundo de prados
que cerca viven las flores,
se vive sencillo lino
con fieros explotadores.
Algunos tiran los dados
por solo dañar hermanos,
se jactan de ser señores
y engañan al de los llanos.
Aquí nos tienen cegados
con todo su viejo espino…
Aquí se dan puritanos
y engañan con mal canino.
Aquí se explota al minero
pensando explotar la mina,
le dan amor al castigo
y eligen al que domina.
Le quitan al mismo obrero
para amasar la fortuna,
después le dan su doctrina
para que siempre desuna.
El gobierno más diezmero
tiene en su calle un mendigo,
por justificar la hambruna
y a todos quitar el trigo.
Se olvida del bien humano
velando por la cartera,
agrava con sus tormentas
y nos quita vida entera.
Nos daña con dardo urbano
embriaga a su joven puro,
para dominarlo y muera
o pueda tenerlo oscuro.
Demócrata el más tirano,
nos miente por viejas rentas,
después nos pone en el muro
con sus cuadrillas violentas.
ESCRIBA PAZ Y EN PAZ TRASMUDE
(Gaonesa Realenga o Aradeña, versos yámbicos, ritmo: 2, 4, 6, 8)
Anhelo ver que nadie llore
y cada viso unirlo al sueño,
que flor se viva en sol y cuna
y el mundo azul nos ame dueño.
Cantando voy con luz que aflore
y usted señor por nada ofenda…,
la guerra deja triste al ceño,
oscura queja, oscura venda.
Le pido al pueblo, el bien añore,
y sane el mal y no desuna.
Unir dibuja fresca senda
con claro amor y dulce fruna.
Nos firman gloria y nada viene,
su firma muerde en tristes lloros,
nos dicen ir sanando todo
y solo van por más tesoros.
Anuncian miel y hiel nos tiene,
su necio juez con sal conmueve,
de perlas dan sus falsos coros
y solo el tiempo en lloro llueve.
Piedad del ser anhelo suene
del mismo pie que bate lodo.
La unión nos da su canto breve,
el pueblo es luz de codo a codo.
El pueblo es hiel, si el mal divide
lo sangra un vil con fuete duro,
regresa a Dios quizá lo ayude,
y Dios perdona al más perjuro.
Por eso en himno el mundo pide
dimita el malo y salga al viento,
que rinda cuenta al claro puro
y deje libre al libre acento.
Testigo el mundo y nunca olvide,
que fuimos presa… ¡Nadie dude!
Anhelo un mundo en libre cuento
que escriba paz y en paz trasmude.
AYUDEMOS A LEVANTAR
(Gaonesa Imperfecta, octosílaba, multi ritmo)
Este caminar del tiempo
parece atacar con torvas,
todo lo añorado duerme
y hasta en lo normal hay sombras.
Río que era fresco y bueno
carga cieno de almas tristes.
Cosas como grises lloros,
lutos que en la pena gimen…
Aguas del verdor al duelo,
viento de dolor los hiere,
luchas por vivir nos tiñen
tierra que al morir nos muere.
Hoy nos levantamos fuertes
nuestros llantos van profundos,
para honrar cada memoria
y escribir la historia juntos.
Vamos todos firmemente
a plantar nuevos caminos,
lleguen manos, lleguen muchos,
recen fuerte a los perdidos.
Solo abracen, nada resten,
sumen alma de consuelo,
en los prados donde lloran
alivianen tanto peso.
Hagan tibios los olvidos,
nada vence a los humanos…
Si llorar nos da tristeza
con las letras alegramos.
Los de paz siempre vivimos
dando aliento de armonía,
en el pecho va quedando
el abrazo de la vida.
Los que marchan van tranquilos
al verdor de los llamados,
ellos quieren que concibas
que a su paso adelantaron.
HISTORIA DEL ENCANTO
(Gaonesa versos alejandrinos, acentuación: 3, 6, 10, 13)
Te escribí mis ensueños con la tinta del río
y en las fojas del alma te fundí con los besos,
las nostalgias rociaban las figuras del prado
con la misma aventura del rocío en los huesos.
Los brocados del pecho los calqué por el mío
y llevé concordantes por el légamo oscuro…,
me tomaban la carne, tus destellos traviesos,
y el dibujo de tu alma me domaba en conjuro…
Repentino silencio, nos taló con el frío,
mariposa viajera de diluvio firmado.
Se nos fue del regazo la frescura del muro,
el turpial de tus labios y el destino pintado.
Platinado el recuerdo lo dibujo dormido
y en pañol escondido lo resguardo del mundo,
por tus dulces jarabes me sumerjo en el vino
extendido a mis pampas en el limbo rotundo.
Navegante en el alba me despierto al sentido,
a las fábulas bellas, a tu joven topacio,
y en aurora distante con la estrella redundo,
platonismos de niño recorriendo el espacio.
Se desgaja del tiempo tu fervor encogido
y te encuentro en la vida sin danzar de platino,
la mirada sin nada, con el labio reacio,
con los sueños tachados y el suspiro cansino.
Te miré en mi pasado con los ojos cerrados
con la piel que regaba la caricia del bardo
y volví con los ojos martillados del lloro
a mirar tu destello de botella sin nardo.
La distancia proterva destruyó los sembrados
arlequines del canto, que le dimos al viento,
y al mirar al espejo con su místico pardo
el milenio mullía mis arrugas de cuento.
Sin pensar terminaron los pasajes guardados…
Que en los años la calle rescató del tormento,
al mirarnos ancianos, terminó con deploro
y el encanto sin tarde, se quedó con su acento.
A LA VUELTA DEL SIGLO
Gaonesa asimétrica pura – ABCBADBDACDC BDC
El humanal talado por señores
con majestuosos sapiens alobados…,
por caperuzas llenas de monedas
en su vejez nos llevan disecados.
Las camarillas llenas de taladores
y el sabanal salvado por canidos,
con la figura de azules acabados
de corazón están desaparecidos.
Los misteriosos ecos de traidores,
en abundar de pan y tragamonedas
a sus destinos corren desteñidos
y se suicidan sobre las veredas.
En su vejez nos llevan disecados …
De corazón están desaparecidos
y se suicidan sobre las veredas.
(Gaonesa, Versos alejandrinos, acentuación: 2, 6, 9, 13)
La copa en su modestia…, con légamo la brisa,
las castas alamedas anónimas en la hoja,
con rostros distendidos al oro de los cielos
y verbo que acompaña sumido en la congoja.
Poder en las persianas, pañuelos en la risa,
la mesa de los tiempos llevando la ventura,
ebúrnea la calma volando con la foja,
con alma del estero de siglos de ruptura.
Los sellos de espejismos que el vino profetisa
sopor de los silencios ungidos sin los velos…
es día de vigilias, tramoya que perdura,
absorta y licenciosa con lánguidos desvelos.
.
Te pienso sin suspiro, cantera de oropeles,
en cada omnipotencia que dejan los dorados,
algunos exorcismos asechan la ventana
y cuerpos en los aires pernoctan desmayados.
Tristeza sin suspiro, las nubes sin pinceles,
candil de atardeceres y flor melancolía.
El aire disonante somete a los cayados
y el paño de consuelos se tiende todavía
con clavo y sedalinas de mármoles infieles,
con todo divagante, sin nada en la semana,
con todo por la mesa, con parda travesía,
sin nada quien suspire fortuna en la mañana.
Autor: Edwin Antonio Gaona Salinas
País: Ecuador
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